Hermosillo, Sonora.- El encierro no solo afecta los planes o actividades de los adultos, sino que puede ocasionar episodios de ansiedad en niñas y niños, al modificar rutinas y enfrentarse a lo desconocido de manera drástica.
Hace siete semanas que los pequeños no asisten a clases. Un día, de repente, no volvieron. Algunos saben porqué, otros no. Pero todos están susceptibles a presentar cambios de hábitos, de humor o de carácter.
Karla Durazo, psicoterapeuta familiar, aseguró que la falta de actividad y contacto de los pequeños con el mundo exterior, sus amigos, compañeros o maestros, detona en conductas ansiosas, ¿pero cómo identificarlas?
“Hay que recordar que los niños todavía no tienen la capacidad verbal para identificar si tienen miedo, ansiedad o cualquier emoción. Ese lenguaje se tiene que ir desarrollando y es el deber de nosotros como papás.
Podemos notarlo a través de la conducta del niño. Quizás vemos que ahora le está afectando el dormir, su calidad de sueño es mala, vemos falta de apetito o que comen de más porque las alteraciones en la alimentación son un foco rojo”.
Otro de los focos rojos son “que el niño se muerde las uñas, se arranca pelito de la cara o que tienen tics nerviosos, a repetir las palabras. Hay regresiones en muchos de ellos, por ejemplo si ya había dejado el pañal y otra vez regresó a usarlo”.
Lo más importante es que los padres de familia hablen con sus hijos, explicó Karla Durazo, que les cuenten qué está sucediendo, con palabras y fuentes confiables que los menores puedan comprender.
“Lo principal es hablar con ellos, contarles cómo va todo a la altura de lo que pueda comprender el niño y estimular la comunicación afectiva a través de emociones preguntando y expresando cómo se sienten.
También fomentar las reuniones familiares y que ahí se dé esa comunicación, donde todos escuchan a todo, donde se pueda verbalizar lo que pasa, darle un significado a las situación”.
Por último, agregó, “la rutina nos va a ayudar mucho, para que sea lo más parecido a lo que anteriormente hacía: rutina para dormir, para despertarse, hacer tareas, actividades físicas, para hablar con sus amigos y socializar. No por estar aislados estaremos totalmente incomunicados”.
La psicológica destacó que si se detectan estos focos rojos en los niños y las niñas, es importante acercarse a un psicoterapeuta especialista en infantes, sin esperar a que termine la cuarentena y se detonen más casos de ansiedad.
Cuando existen estos episodios y crecen más en tiempo, advirtió, pueden comenzar a establecerse y generar otros trastornos emocionales o del aprendizaje.
En caso de querer contactar a la psicóloga Karla Durazo, pueden hacerlo a través de un correo electrónico a psicologakarladurazo@gmail.com.