Al mismo tiempo que se celebraba la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la cual, según notas periodísticas, sufrió un decremento de 4% en el número de visitantes recibidos en comparación con el año 2019 (La Jornada, 02/03/20) , se realizaba en la Alameda Central una Feria de libros usados.
Ni soy fan ni sufro debilidad por adquirir algún título usado, salvo que me parezca evidente que en ningún otro lugar podré hacerme del libro que me haya encontrado; así sucedió con Las Correcciones de Jonathan Franzen, en edición de Seix Barral, donde la totalidad de la portada tiene diseño, mientras que en la edición de Salamandra solo cuenta con una fotografía en el centro.
Por otro lado, no todo lo que se vende es usado. Algunos vendedores se hacen de libros nuevos que, supongo, consiguen en ventas de saldo organizadas directamente por las editoriales, o vayan ustedes a saber el origen, lo importante es que en ocasiones los precios finales son mucho más económicos.
En esta Feria compré Trabajos Forzados: Los otros oficios de los Escritores de Daria Galateria y Me acuerdo, de George Perec, ambos de editorial Impedimenta y por el módico precio de 500 pesos. De haberlos comprado en librerías me habrían costado $818.
Como tenía un viaje el día viernes y tendría oportunidad de leer, decidí tomar Me acuerdo, por su brevedad, así es que a continuación lo reseño.
George Perec nació en Francia en el año de 1936 y murió precozmente, debido a un cáncer pulmonar, en el año de 1982. No alcanzó a cumplir ni siquiera 50 años. Hijo único de los judíos polacos Icek Peretz y Cyrla Szulewicz, que murieron en el frente durante la Segunda Guerra Mundial en 1941 y en Auschwitz en 1942, respectivamente.
Fue adoptado por sus tíos en 1945. Estudió Historia y Sociología en la Universidad de la Sorbona y mientras tanto colaboró en las revistas La Nouvelle Revue Francaise y Les Lettres Nouvelles. Se casó con una chica de nombre Paulette Petras, con la que se trasladaría a vivir durante un breve periodo a Túnez; que sirvió de inspiración para su primera novela Las Cosas.
Publicada en 1965, leí Las Cosas por ahí del año 2009, así que solo recuerdo haberla adquirido por su bajo costo y porque llamó mi atención la reseña de la contraportada que señalaba que la narración trataba sobre una joven pareja de pequeñoburgueses que soñaba con llevar una vida colmada de lujos y actividades refinadas, mientras batallaban con sus escasos ingresos y la renta de un departamento minúsculo.
Es decir, trataba sobre la modernidad, sobre los actuales jóvenes y no tan jóvenes que perseguimos ser reconocidos por nuestro buen gusto exhibido en Instagram y otras redes sociales, dilapidando nuestros ingresos en bienes materiales vanos, mientras aguardamos el momento exacto, justo antes de jubilarnos, para preocuparnos por el tema de la seguridad social y las pensiones.
La novela más importante de Perec y que lo consagró como un autor de culto es La vida instrucciones de uso, dedicada a Raymond Queneau, escritor y fundador del grupo OuLiPo, que significa Taller de Literatura Potencial y del cual George formó parte.
En una especie de epílogo, el autor señala que el principio de sus Me acuerdo consiste en “tratar de recuperar un recuerdo casi olvidado, prescindible, banal, común, si no para todos, al menos para muchos”. Y vaya que son de lo más intrascendentes, sin embargo, mientras lo leía, evoqué involuntariamente algunas reminiscencias de ciertos periodos de mi vida.
Concluiré este artículo con mis propios “Me acuerdo”, sin embargo antes me gustaría hablar de la presentación del libro, debido a la valiosa calidad de sus ediciones, pero tendrá que disculparme que no conozca los términos exactos del cuerpo del libro.
En primer lugar, el libro tiene un revestimiento de cartón que sirve de protección de la portada y contraportada –las fotografías que aparecen en este texto, son las de mi copia del libro-, y el diseño parece referirse a uno de esos juegos de mnemotecnia.
Las hojas, aunque yo preferiría que fuesen de color blanco, son de color beige pero al palparlas se nota la buena calidad del papel por el grosor del mismo. El tamaño de la letra es aceptable y también tiene buen espacio entre cada uno de los 480 “Me acuerdo”.
Asimismo, en la parte interior viene una especie de cartita con el mismo diseño de la portada que puede servir de separador. Tiene dos apéndices, uno en el que se explican las Notas, y otro con un índice alfabético de menciones importantes. Solo hay un error, las notas vienen mal numeradas.
Finalmente, la edición cuenta con algunas páginas en blanco para que, a petición expresa del escritor, el lector pueda escribir en ellas sus “Me acuerdo”. Aún no he decidido si debo o no rayar mi ejemplar, pero en esta hoja digital escribo algunos cuantos:
- Me acuerdo del Hermosillo Flash.
- Me acuerdo de haber asistido, juntos con mis hermanas, a un evento de los Muppets Baby en el parque infantil, cuando era pequeño y vivía en la colonia Casa Blanca.
- Me acuerdo haber asistido al kínder Ollin Yoliztli, en esa misma colonia.
- Me acuerdo que en algunas ocasiones mi tía Tere iba por mí y me compraba una nieve de vainilla antes de que emprendiéramos camino a su casa, a unas cuantas cuadras.
- Me acuerdo de que saliendo de esa colonia, sobre el Blvd. Encinas había una Conasupo.
- Me acuerdo –en realidad lo busqué- que vivía en la calle Marruecos, que intersecta con la calle Túnez, país donde vivió Perec. Lo que me parece una bonita casualidad.
- Me acuerdo de Santa Claus colocado en un aparador de la desaparecida tienda departamental Mazón.
- Me acuerdo de mi escuela primaria, el Colegio Nueva Galicia, que era una casa sobre la avenida Dr. Paliza.
- Me acuerdo del extinto abarrotes El Huevo Fresco.
- Me acuerdo de un señor que vendía raspados en el Colegio Lux a la hora de salida de clases.
Los presentes “Me acuerdo” pertenecen a la época en que tenía entre dos y cinco años de edad.
