Cuando inició la actual administración del Instituto Sonorense de Cultura (ISC) trajeron a Ángel Mestres, un académico de la Universidad de Barcelona probado en la gestión cultural en varias partes de Latinoamérica y de Europa.
Su presencia aquí fue para dar un taller y aportar elementos tanto teóricos como metodológicos en la elaboración del Plan Estratégico para la Cultura y las Artes de Sonora 2015-2021.
Recuerdo que en el taller Mestres fue insistente en lo importante que es la coadyuvancia entre empresas culturales e instituciones culturales para ayudar al desarrollo cultural de las comunidades en Sonora.
Retomo ese momento porque ahora que los grupos anfitriones de Un Desierto para la Danza aseguran que el ISC esta poniendo en riesgo la muestra internacional de danza que por mucho tiempo ha sido un referente nacional, estamos viendo una total falta de dialogo entre la institución cultural del Estado y las compañías culturales que por años han sido pilares para el desarrollo cultural, la formación de bailarines, coreógrafos y públicos de la danza contemporánea en Sonora.
La falta de dialogo se comenzó a notar cuando el 17 de enero la compañía Producciones la Lagrima expresó su preocupación por que este año la muestra dancística más importante del norte de México no se pueda realizar por falta de organización y recursos.
La respuesta institucional no se hizo esperar para asegurar que Un Desierto para la Danza no corría ningún riesgo y que estaban trabajando en la gestión de recursos, sin embargo, el comunicado institucional dejó entrever que vínculo entre las compañías de danza que habían sido pilares de la muestra se encuentra roto.
Quizás el comunicado institucional fue una mala reacción a la crisis con el gremio dancístico y que en su redacción no se cuidaron las palabras para no dar entender ideas equivocadas, sin embargo, lo cierto es que la respuesta de los grupos anfitriones de Un Desierto Para la Danza deja claro que el ISC necesita reconstruir un puente de dialogo con el gremio.
Por 27 años Un Desierto para la Danza ha sido un ejemplo de éxito en el desarrollo cultural de Sonora donde compañías culturales y el ISC trabajaron juntos por el desarrollo cultural y de la comunidad de la danza en el Estado y el noreste del país.
La sinergia entre las compañías y el ISC en los años anteriores generaron un escenario propicio para que en Hermosillo se tengan cinco premios nacionales de danza, compañías del más alto nivel y sobre todo un publico formado que disfruta de sus propuestas.
Un Desierto para la Danza debe hacerse con la coadyuvancia de los grupos anfitriones. Para esto el ISC debe restablecer los puentes de comunicación que se han quebrado, reorientar la estrategia que están llevando en el manejo de la crisis, pero sobre todo retomar las buenas prácticas que se dejaron y que en su momento fueron la clave para obtener los buenos resultados de las pasadas ediciones.
De no lograrlo, el ISC y la danza en Sonora estarían comenzando un camino al retroceso que bailarines y publico no se merecen.