Los ácidos grasos omega 3 han adquirido un papel relevante en la investigación médica debido a su impacto favorable en la salud hepática. Diversos estudios destacan que su consumo regular puede contribuir a prevenir y controlar el hígado graso, una condición que afecta a un número creciente de personas en el mundo.
Comprender sus beneficios y su relación con la función hepática permite dimensionar su utilidad como parte de un abordaje integral. A continuación, se detalla cómo ayuda este nutriente al hígado y cuál es la cantidad recomendada para quienes padecen esta condición.
Beneficios del omega 3 para combatir el hígado graso
El omega 3, especialmente en sus formas EPA y DHA presentes en pescados grasos y suplementos, aporta beneficios clave para la salud hepática:
- Reducción de grasa en el hígado:
El omega 3 disminuye la acumulación de triglicéridos en las células hepáticas, lo cual frena la progresión de la esteatosis. - Mejora del perfil lipídico:
Contribuye a bajar los niveles de triglicéridos en sangre y puede elevar ligeramente el colesterol HDL, favoreciendo el metabolismo hepático. - Efecto antiinflamatorio:
Sus propiedades permiten reducir la inflamación del hígado, un factor importante para evitar el avance hacia enfermedades más severas. - Mejor sensibilidad a la insulina:
Favorece una respuesta más adecuada del organismo a la insulina, lo que ayuda a controlar el metabolismo y disminuye el riesgo de evolución hacia diabetes tipo 2. - Posible mejora en marcadores hepáticos:
Estudios señalan que los suplementos de omega 3 pueden contribuir a mejorar las enzimas hepáticas, un indicador del estado general del hígado.
Cuánto omega 3 consumir para ayudar a combatir el hígado graso
La recomendación más habitual para apoyar el tratamiento del hígado graso se sitúa entre 1 000 y 4 000 miligramos diarios (1 a 4 gramos) de EPA y DHA combinados.
Investigaciones realizadas con dosis dentro de este rango han observado efectos positivos en la acumulación de grasa hepática, el perfil lipídico y los niveles de enzimas hepáticas. Una pauta común en estudios es el consumo de 2 000 a 3 000 mg al día, divididos en dos o tres tomas junto con alimentos.
Es fundamental revisar la etiqueta del suplemento para verificar la cantidad exacta de EPA y DHA, ya que algunos productos contienen otros tipos de omega 3 con menor impacto en la salud hepática.
Antes de iniciar suplementación, se recomienda consultar a un profesional de la salud, quien podrá ajustar la dosis según el cuadro clínico y posibles contraindicaciones individuales.


