“Los abogados, con su habilidad, nos enseñan a confundir lo verídico con lo verosímil”
Marco Tulio Cicerón
No habíamos visto espectáculo parecido en un foro tan dado a las formalidades como lo es el Senado de la República. De hecho, en cualquier otro sitio, como las calles de México, ya no resultan tan extraños actos vandálicos y gritería intransitable como es el caso las marchas locas con pasamontañas, pañuelo o paliacate protector de identidades vociferantes; pero, ¿en el templo de la civilidad republicana y el pacto federal?
Una buena cantidad de trabajadores y estudiantes (hijos algunos de connotados opositores) arremetió contra las puertas del Senado con el ánimo de tronar la sesión en curso referida a la iniciativa de Reforma Judicial que había sido aprobada por los diputados. La sesión se pausó y cambió de lugar.
A estas alturas aún me parece insólito, y grotesco que una horda gritona e histérica haya llegado a este nivel de desprecio por la ley y la institucionalidad que de ella emana. “Somos abogados, no somos acarreados”, coreaban como una justificación a la caída libre que sufrieron en el campo de la ilegalidad. La defensa de privilegios no puede se una lucha justa. ¿El nepotismo es defendible? (https://lc.cx/BCOMxp).
¿Qué objetivo tenían al atacar porrilmente un poder soberano? ¿Qué clase de formación jurídica tienen cuando ignoran que la función del Poder Legislativo es justamente legislar? ¿Qué sentirá Norma Piña al bajarse de su pedestal judicial y hacer de activista ocasional y marchar por cerca de 20 o 30 minutos y seguir atizando el conflicto?
El contenido de la reforma, antes que objeto de análisis para la corrección de fallas, excesos y desviaciones, se convirtió en asunto de litigio para las huestes de la toga y el birrete. El interés por la justicia es menos atractivo que el interés bancario.
Por otra parte, llama la atención la sintonía de los porros judiciales con la oposición panista, sus diálogos y miradas cómplices ya en el salón de plenos de la Cámara de Senadores. Apapachos y sonrisas que dejaban muy poco margen a la sospecha.
Durante las horas del debate parlamentario, que continuó en sede alterna, el porrismo siguió presente pero ahora en los zapatos de los legisladores de la oposición Prianista-emecista.
La grosería y las malas maneras de conducirse en el debate fue la tónica que marcó una oposición redundante, hueca, sin argumentos legales, políticos o históricos dignos de ese nombre. Las poses prepotentes, las descalificaciones, el clasismo y hasta el racismo tuvieron su momento estelar.
Morena y sus aliados actuaron en todo momento con prudencia y respeto institucional. Soportaron la grosería de las intervenciones, las provocaciones y la injuria gratuita y sebosa de quienes se atrincheran en la investidura senatorial para comportarse como verdaderos patanes.
Brilló con mérito propio “nuestra” Lilly Téllez, agresiva y amiga de los discursos vacíos y de arrolladora mentecatez convertida en coraza protectora de ausencias y debilidades formativas y miserias emocionales.
Es casi imposible no pensar en las graves consecuencias de tener una representación legislativa sin maldita idea de para qué sirve el cargo, lo que nos pone en el caso de visualizar lo absurdo de tener candidatos más mediáticos que aptos para los puestos de elección. A qué intereses sirve una legisladora hueca y sin vocación de servicio, es cosa del dominio público.
La estulticia, la carencia de argumentos y de empatía hacia el simple ciudadano fue la aportación de las bancadas opositoras a la reforma, en un desfile de vanidades, poses dramáticas, mentiras y distorsiones, chantajes emocionales, rutinas de circo y sainetes.
Aquí, los herederos de Miramón y Mejía, posaron para los medios gringos y europeos, disfrazados de pueblo “en lucha por la libertad y la democracia”, los dos gusanos conceptuales con los que pican los tiburones corporativos occidentales (https://lc.cx/WP6Icp).
Los jueces y magistrados seguramente babean ante la expectativa de atención mediática externa que puede tener su “lucha”, e imaginan sus efectos en quienes dirigen los organismos internacionales que trabajan por la inmovilidad del sistema global, por la homogeneidad anodina del ciudadano lobotomizado que consume noticias, ideas y costumbres excretadas por la anglosfera.
La sesión senatorial que culminó en la madrugada del miércoles 11 de septiembre de 2024 es, en efecto, histórica.
Puso a los legisladores y al pueblo de México frente al porrismo judicial, la insidia mentirosa, manipuladora y agresiva del Prian-mc, en una lucha entre la violencia y la prudencia, entre el avance de la privatización del Poder Judicial y quienes defienden el carácter ciudadano de la función pública. Aquí ganó el pueblo, y prevaleció su mandato.
En otro asunto: el 11 de septiembre se cumplieron 51 años del golpe de Estado patrocinado por la embajada gringa en Chile, en el que fue asesinado el presidente legítimo Dr. Salvador Allende. La derecha aquí y allá huele a violencia, traición y dólares.