La historia de Clara Brugada es admirable. Regresa de Chiapas a la Ciudad de México y se instala en la alcaldía Benito Juárez en busca del ingreso a la universidad. Como alumna de la UAM de Iztapalapa se ofrece como voluntaria para impartir clases de educación básica en la zona más pobre de la demarcación, donde se queda a vivir. Ahí, desde la raíz, inicia una carrera de líder social que continua con una militancia en el PRD tras conocer a López Obrador.
Iztapalapa la catapulta y la convierte en lo que es hoy: la virtual candidata de Morena a gobernar la CDMX para las elecciones de 2024, pero la forma tan peculiar de hacerse de la postulación revive las extrañas formas o místicos artilugios para hacerse del poder y que la convierten en una política especial o de cierta forma muy extraña. No encuentro otro caso igual o al menos parecido.
Sus propios compañeros de partido le han pedido en corto, que busque a alguien que le deshaga el hechizo, pero otros le dicen que no lo haga porque es como le ha funcionado para llegar a los cargos de elección popular.
Se trata de una ruta singular marcada en su trayectoria cronológica. La siguiente radiografía explica por qué:
En el año 2000, Brugada pierde las elecciones internas del PRD para jefa delegacional en Iztapalapa, contra René Arce Círigo, y como consolación su partido le da una diputación en la Asamblea del DF.
En el 2003, vuelve a perder las elecciones internas del PRD, otra vez para Iztapalapa y ahora contra el hermano de René, de nombre Víctor Hugo Círigo. Del mismo modo, terminan dándole una diputación federal como consolación.
En el 2006, pierde las internas otra vez, pero ahora contra Horacio Martínez Meza. Sin embargo, queda como senadora suplente electa del histórico Pablo Gómez.
En el 2009, gana las elecciones internas contra Silvia Olivia Fragoso, pero cuando lo ha logrado, la impugnan internamente y pierde ante el Tribunal Electoral. Por si fuera poco, y para hacer la historia aún más extraordinaria, queda fuera de la contienda, sí, pero a pesar de ello su nombre aparece en las boletas que ya estaban impresas. ¡Inédito también! Aquí aparece la genialidad en el arte de la estrategia política de López Obrador, pues éste se inventa una salida.
La operación es histórica y de ese hecho termina acuñándose una palabra que encripta todo un relato nacional del sistema político mexicano, palabra que persiste hasta nuestros días en la terminología electoral: Juanito-Juanita.
AMLO convence a Rafael Acosta Ángeles, alías Juanito de ser candidato por el PT, para ganar y después cederle el lugar a Brugada. Juanito rinde protesta y se queda al frente de la delegación del 1 de octubre de 2009 al 10 de diciembre de 2009. Antes de eso, Juanito se engolosina y no quiere ceder la delegación, pero tras la presión de Marcelo Ebrard, el señor de la cinta roja en la cabeza se ve obligado a dejar el cargo. Clara había sido nombrada directora jurídica y de Gobierno, pero a partir del 11 de diciembre de 2009 asume como delegada suplente de Juanito.
En 2018, Brugada ahora sí gana la elección interna pero ahora de Morena y regresa como alcaldesa a Iztapalapa. La parte más reciente de la biografía se acaba de escribir el 10 de noviembre. Es el nuevo capítulo del hechizo de Brugada, que centró la atención de miles en otra jornada histórica de la política mexicana, donde la principal protagonista termina siendo precisamente la líder iztapalapense porque pierde la encuesta de Morena con la que el partido busca superar rupturas y crisis internas al escoger virtuales candidatos o candidatas a ocho gubernaturas locales y al gobierno de la Ciudad de México: aunque ella sufre una paliza de 14 puntos de diferencia termina siendo la elegida por cuestiones de razón de género, precisamente para evitar el uso de las juanitas en la política.
O sea: fíjense la historia personal y política de Brugada. Con ella se acuña el término Juanito-Juanita —es que luego los varones en los partidos le dieron rienda suelta a la estrategia lopezobradorista: poner mujeres para ganar y luego quitarlas del poder o mandarlas a candidaturas donde era imposible ganar. Lo hacían por presión social para disimular el machismo en la política y el dominio de los hombres. Las Juanitas, pues, nacen con Brugada, quien el viernes pasado terminó otra vez beneficiada, con un método precisamente al revés del de 2009: despojó a Omar García Harfuch de la candidatura, ahora con el beneficio que da la Ley electoral a las mujeres. La biografía merece ser contada en libro.
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UPPERCUT: Marcelo Ebrard regresó con la cola entre las patas a Morena y de la forma más humillante de entre las opciones que tuvo a partir de que Claudia Sheinbaum fue elegida como virtual precandidata presidencial. Tenía segura la coordinación del Senado por Morena, hoy, está de vuelta, apestado y ni siquiera tiene segura la diputación local.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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