Las primeras muestras de asteroides de la NASA traídas desde el espacio profundo cayeron en paracaídas en el desierto de Utah el domingo para culminar un viaje de siete años.
En un sobrevuelo de la Tierra, la nave espacial Osiris-Rex liberó la cápsula con las muestras a 100 mil kilómetros de altura.
La pequeña cápsula aterrizó cuatro horas más tarde en una remota extensión de terreno militar, mientras la nave nodriza partía tras otro asteroide.
“¡Tenemos aterrizaje!”, anunció Control de Vuelo.
Los científicos estiman que la cápsula contiene al menos una taza de escombros del asteroide rico en carbono conocido como Bennu, pero lo sabrán con certeza hasta que abran el contenedor.
Japón, el otro país que ha traído muestras de asteroides, juntó más o menos una cucharadita en un par de misiones a asteroides.
Los guijarros y el polvo entregados el domingo representan el mayor botín procedente de más allá de la Luna.
Las muestras, bloques de construcción preservados de los albores de nuestro sistema solar hace 4 mil 500 millones de años, ayudarán a los científicos a comprender mejor cómo se formaron la Tierra y la vida.
Osiris-Rex, la nave nodriza, despegó en 2016. Llegó a Bennu dos años después y, usando una aspiradora de varilla larga, recogió escombros en 2020. Cuando regresó, la nave espacial había registrado 6 mil 200 millones de kilómetros.
Las muestras serán trasladadas en avión el lunes a un nuevo laboratorio en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston.
El científico principal de la misión, Dante Lauretta de la Universidad de Arizona, acompañará las muestras a Texas. La apertura del contenedor en Houston en uno o dos días será “el verdadero momento de la verdad”, dada la incertidumbre sobre la cantidad que contiene, dijo antes del aterrizaje.
El recipiente contiene unos 250 gramos de material de Bennu.