Hermosillo, Sonora.- La hermosillense Carolina Díaz Beltrán consiguió medalla de oro para México en el torneo internacional de boliche Fides, en Colombia.
La bolichista con Síndrome de Down demuestra que no hay límites para alcanzar las metas.
Además de practicar boliche, la sonorense de 34 años participa en grupos de danza, natación, entre otras actividades.
Luz Aida, madre de Carolina, compartió para Proyecto Puente, que también tiene preseas en natación, danza contemporánea, folclórica y atletismo.
Resaltó que su hija no tenía expectativas de vida, pero sí mucho espíritu, que le ayuda a superar las adversidades.
Carolina dijo que con apoyo de su mamá continúa enfrentando retos a diario, entre ellos el aprendizaje, pues lleva su propio ritmo y aún tiene dificultades con docentes.
“Va bien, los maestros comentan que va bien, se integra, hace los trabajos que le solicitan; naturalmente dentro de las capacidades que ella tiene.
Pero realmente lo que le solicitan lo hace, a lo mejor un poco más lento que sus compañeros, pero lo hace”, dijo la mamá de la bolichista.
Carolina comenzó a involucrarse al deporte y actividades artísticas gracias a las amigas Aida, relató, quienes tienen tiempo con sus hijos en grupos o equipos.
“Ya había estado en danza, también estaba en nado en el Centro de Usos Múltiples (CUM).
Incluso tuvo medallas hasta en México, donde participó y quisimos probar y le gustó, así que nos quedamos”, expresó.
Carolina aprovecha cada oportunidad para experimentar diferentes actividades.
“Siempre una actividad o dos, inclusive tres, siempre tiene algo que hacer de forma extracurricular; buscamos con las mismas amigas, pues estamos en el mismo barco.
Nos comentan que hay un grupo de teatro o algo, entonces vamos, vemos y sí a ella le gusta nos quedamos, así fue como con el boliche”, comentó.
Expresó que su mayor preocupación sobre las actividades que realiza Carolina es que las disfrute, lo haga con gusto y no obligada.
El primer diagnóstico de Carolina, recuerda su madre, no era favorable; inmediatamente cuando nació, especialistas le informaron que no había buenas expectativas para su desarrollo, pues ella padeció de Hipoxia Neonatal en el parto.
“Gracias a Dios Carolina fue una niña deseada, dentro en un matrimonio, entonces fue bienvenida.
Nos cambió la vida, pero conforme a uno le va pasando el tiempo y los apapachan, pues vas aprendiendo, junto con ellos, yo siempre digo que ella es mi maestra, pues con ella aprendí mucho”, mencionó.
Carolina tiene dos hermanos y entre todos la ayudan a salir adelante, pues uno de sus primeros diagnósticos decía que no caminaría.