CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Una comisión integrada por especialistas de México, Estados Unidos y Canadá bajo el tratado comercial de los tres países recomendó abrir una investigación sobre el impacto ambiental del multimillonario proyecto ferroviario de la península mexicana de Yucatán conocido como Tren Maya.
La petición se produjo tras las denuncias de ambientalistas que sostienen que el proyecto amenaza las selvas y las cuevas de piedra caliza que contienen agua dulce. En las cuevas también se han encontrado algunos de los restos humanos más antiguos de América del Norte.
La construcción del tren avanza a toda prisa. El Tren Maya es el proyecto favorito del Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien aseguró que quiere que la obra esté terminada antes de que deje el gobierno en 2024.
La Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) fue establecida por los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá en 1994, está facultada para elaborar informes que podrían utilizarse en litigios comerciales y opera bajo el Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN).
El órgano sólo puede iniciar una investigación si dos de los tres socios del bloque comercial T-MEC lo autorizan.
El ACAAN prevé que los países miembros deben cumplir sus leyes ambientales y que, en caso contrario, podrían ser sancionados con aranceles u otras medidas.
La CCA indicó en un comunicado difundido la noche del martes que la investigación analizará “el procedimiento de evaluación del impacto ambiental” del Tren Maya y la “autorización de cambio de uso del suelo”.
La comisión dijo que notificó al gobierno de López Obrador sobre la investigación debido a que la información proporcionada por las autoridades mexicanas no esclareció las dudas sobre la obra.
El Tren Maya, de mil 500 kilómetros de extensión, pretende transportar a los turistas por la península de Yucatán conectando puntos costeros con importantes ruinas arqueológicas.
El costo proyectado originalmente era de alrededor de 8 mil millones de dólares, pero ahora parece probable que se incremente a entre 11 mil y 15 mil millones. Debido a que no se realizaron estudios de factibilidad fidedignos, no está claro si el tren atraerá suficientes turistas para recuperar su costo.
Mientras algunos tramos de la línea férrea discurren junto a carreteras ya existentes, otros se están construyendo a través de la selva, incluido un polémico tramo que corta una franja de 110 kilómetros entre los complejos turísticos de Cancún y Tulum.
La aprobación y construcción apresurada de ese tramo forma parte central de la denuncia. Los activistas sostienen que tendrá un impacto ambiental adverso debido a que la pesada estructura del tren de alta velocidad fragmentará la selva costera y correrá sobre los techos de las cuevas de piedra caliza frágil conocidas como cenotes.
Dentro de esas cuevas, repletas de agua, hay elementos arqueológicos que han permanecido intactos durante milenios como Naia, el esqueleto casi completo de una joven que tiene unos 13 mil años de antigüedad.
José ‘Pepe’ Urbina, un buzo que lleva décadas explorando las cavernas, recibió con satisfacción la investigación de la CCA a pesar de que el gobierno mexicano ya ha empezado a hundir pilotes de hormigón en el frágil suelo calcáreo para construir la vía férrea.
“Es una buena noticia, algo tarde, pero mejor que nunca”, dijo Urbina y agregó que esperará la reacción del gobierno mexicano. “El ecocidio es una realidad que su propaganda ya no puede ocultar”.
En un principio el tramo se iba a construir sobre vías elevadas encima de la carretera costera que une los dos complejos turísticos, pero la oposición de los propietarios de los hoteles de la zona llevó a López Obrador a reubicar las vías del tren tierra adentro.