Columna ¿Qué sigue?
El buen fin fue un experimento lanzado por primera vez en México en el tradicional puente por el del Día de la Revolución de 2011. Arrancó con todo desde su primera edición despertando la atención de negocios que seguramente venían observando el comportamiento y tráfico comercial generado por el famoso “Black Friday” de los Estados Unidos el viernes siguiente al Día de gracias. Y no pudo ser más acertada la coincidencia que les permite a las tiendas mexicanas quedarse con el aguinaldo de los mexicanos primero que los gringos.
Así las cosas, por ahora, a pesar de la inflación. Y hablando de buenos finales otro que se dibuja claramente en el horizonte es el fin del poder versión México. Los acontecimientos registrados a lo largo del país el pasado domingo 13 de noviembre, representan el antes de después del verdadero reclutamiento de los ciudadanos en las filas de la ciudadanía empoderada, que sale a las calles a manifestar su inconformidad ante la pretendida Reforma Electoral.
El Fin del Poder, realmente es un libro que ha alcanzado gran popularidad en Latinoamérica en la última década. Es una obra escrita por el escritor y economista Venezolano Moisés Naim, cuando por el 2013 comenzaban a darse los primeros signos de la extinción del poder, por lo menos ese impenetrable, inabordable y sobre todo incomprensible al que todos estábamos mal acostumbrados.
Por el año 2009 Barack Obama lanza al mundo la novedosa política pública que se extendió por las mayorías democracias del mundo, hasta hoy conocida como Gobierno Abierto. Aunque pudiera ser que este novedoso concepto provenga de la visión de un líder con pensamiento evolucionado, la verdad de las cosas es que la moda de la “alta secrecía” había perdido sus devotos seguidores, que cambiaron el “no le digas a nadie” por el “fíltralo por ahí” y de plano la clase gobernante decidió que de si no puedes con ellos, úneteles; tanto que ahora vivimos en un constate “por favor comparte”.
En resumen, Moisés Naim identifica un nuevo comportamiento de las sociedades hacia actitudes de irreverencia y así mismo una clase gobernante que no encuentra como conservar por lo menos el respeto de una sociedad que drásticamente, “le hace montón”. El autor atribuye este fenómeno a tres factores, el fenómeno del “somos más, nos movemos más y pensamos mucho más abiertamente. Que en versión aquí de cerca se traduce en “ya no nos asusta ni sorprende nada, no eres inalcanzable y frente a todos nosotros a lo mejor, no pasas”
Este estado de ánimo evidentemente ha provocado una base ideológica desordenada en la sociedad en esta primera parte del siglo XXI que asume, que mientras nos ponemos de acuerdo mejor compra sin pensarlo mucho el famoso concepto seudo-democrático del Populismo.
Y como menciona el citado libro al final, nos encontramos con que el Poder en estos días es algo muy difícil de conseguir, aún más difícil de sostener y demasiado fácil de perder; concluyendo que una vez que ganas, eres el favorito para ser derrotado en la siguiente.
Y volviendo a recordar la breve historia del Buen fin, ese primer año las ventas totales en tiendas de autoservicio, departamentales y especializadas fueron del orden de los 106,000 millones de pesos y contó con una participación de casi 40.000 empresas a través de 220,000 puntos de venta en todo el país.
Bueno, pero como nada es perfecto aparece el riesgo de los sobre-endeudamientos, uso excesivo de las tarjetas de crédito y las trampas que ya se pusieron muy de moda, sobre todo en compras en línea.
Aunque el mero ejercicio de la campaña del BUEN FIN, es antagónico del Populismo, tampoco este último es nada nuevo. Ha acompañado durante mucho tiempo a la política democrática y su actividad y éxito ha experimentado altibajos, por eso es importante que sepamos qué significa y cómo reconocerlo aprendiendo sobre todo como acotar sus efectos destructivos.
Otro economista mexicano Macario Shettino, opinó recientemente en Hermosillo entre otras muchas magnificas observaciones, que lo que ocurre es que las personas tienen un gran miedo. Sin embargo, al juzgar por los hechos recientes, pues no parece. No tuvo ningún miedo a la pandemia y fue difícil controlarla, no tiene miedo a la violencia y por eso se acerca a las zonas de conflicto y por lo que se ve tampoco tiene miedo al futuro, porque existe una gran cantidad de personas que han asumido las posturas del populismo de manera ciega y un tanto fanática.
Pero el futuro siempre llega y la prueba más tangible fue la manifestación ciudadana que de manera espontánea salió a expresar su “por aquí no pasas” a la propuesta de reforma de la Ley electoral, que pretende la extinción de la oportunidad democrática, esa misma que a los actuales dueños del poder en su momento les abrió el camino.
No hay duda que de aquí en adelante las personas en nuestro país cada vez hablaran más alto, eso es bueno, pero no olviden que alguien tiene que ser y reconocerse como la autoridad. Y como mencionó otro conferencista mexicano que anduvo por Sonora este mes de noviembre, Enrique la Madrid, “que sea por la búsqueda de la Mejor Versión de México”.
