¿Por qué no a la desalinizadora para Hermosillo; por qué si a la rehabilitación de cuencas y recarga de acuíferos?
Por Karina López Ivich
Para atender este tema, hay que empezar estableciendo la problemática: Lo que sucede en Hermosillo no es un problema de desabasto de agua, el principal tema es el deficiente manejo, la falta de control en el uso, las tomas clandestinas y una falta de infraestructura para su adecuada distribución y aprovechamiento. Actualmente, Hermosillo utiliza el doble del agua de lo que debería utilizar, más adelante desgloso este punto a detalle. En cuanto al abasto en la fuente de agua, el principal punto es la sobre explotación de los mantos acuíferos y cuerpos de agua superficiales, un desequilibrio hidrológico ligado a la falta de control en las concesiones agrícolas e industriales, y un creciente deterioro en las condiciones ambientales de la cuenca, lo cual afecta la recarga natural de acuíferos.
Son algunos los artículos que hemos escrito referente a la primera problemática y algunas de las soluciones de cómo atender y mejorar el manejo, uso y distribución en la ciudad. En esta nota me quiero enfocar a evaluar una de las opciones que se ha sugerido y que hemos venido escuchando sobre la instalación de la planta desalinizadora en el Mar de Cortés, ya sea en la costa de Hermosillo o la ampliación de la desaladora de Empalme para traer agua a Hermosillo. En cualquiera de los casos el análisis es similar, y lo abordaré desde los enfoques económico, social y ambiental. Es importante mencionar que para escribir esta nota he recabado comentarios de compañeros, especialistas y colegas de varios grupos con los que se ha discutido ampliamente este tema.
Por una parte, obras de esta magnitud requieren de condiciones económicas, de capacidad técnica, eficiencia operativa, capacidad institucional y condiciones sociales, que permitan desarrollar, mantener y operar estas obras. Desde el punto de vista económico, la desaladora representa la opción más costosa, la que generaría el agua más cara para el hermosillense, y no justificable en este momento. El agua más cara que paga Hermosillo en este momento es el agua que viene del Acueducto Independencia, que oscila entre los $8 por metro cúbico (m3), comparado con el agua de pozos que oscila entre los $3 a $4 por m3. Según estudios existentes de las opciones de desalar agua desde la costa para Hermosillo, el costo por m3 oscilaría entre los $20 a $25. Esto significaría aumentar la tarifa significativamente o bien, subsidiar su costo, lo cual sabemos, a la larga sería insostenible. Cabe mencionar que AguaH ha tenido problemas para pagar el costo del acueducto independencia, y constantemente se deja de pagar y se incurre en deuda, lo cual genera retrasos en acciones de mantenimiento y mejoras que requiere dicha obra.
Por otra parte, se encuentra el impacto al medio ambiente. Es de gran peso este punto en particular, considerando que se trata del Mar de Cortés el que sería afectado. El desecho del proceso de desalación contiene una alta concentración de sales, lo cual representa un factor negativo al ser desechado en el ecosistema marino, mismo que en el Mar de Cortés se encuentra en una situación de fragilidad. Son varias las instituciones y los esfuerzos que se realizan en la actualidad por cuidar y preservar el ecosistema marino del Mar de Cortés. El empezar a utilizar la desalación en esta región pondría aún más en riesgo el equilibrio en el ecosistema marino, afectaría el plancton y la vida marina, lo cual a su vez afectaría actividades productivas como la pesca y el turismo ecológico, principales actividades económicas en esta importante región marina.
Existe ya un precedente a considerar. Este año, 2022, la Comisión Costera de California (California Coastal Commission) rechazó el proyecto de desalación Poseidon, proyecto de $1.4 billones de dólares. Los argumentos para rechazar el proyecto incluyeron cuestiones económicas, sociales, y ambientales. Se determinó que el costo y el aumento en el precio del agua afectaría desproporcionalmente a millones de residentes de bajo ingresos, y se consideró inapropiada la intervención de una empresa extranjera que vendría a privatizar la producción de agua. En cuestiones ambientales, se encontró que la afectación en la vida marina generaría un impacto mayor y que el proyecto causaría un daño sustancial a las larvas de peces y al plancton que constituyen la base de la cadena alimentaria marina. Adicionalmente, se determinó que existían otra opciones con una mejor relación costo-eficiencia que atenderían la demanda proyectada en las siguientes décadas, entre ellas el reuso de agua tratada. En general el proyecto se consideró que representaba una solución no necesaria e insustentable.
Por éstas y otras consideraciones, en el caso de Hermosillo, esta opción se vuelve inconveniente por inoportuna; empezar con este proyecto como solución, haría un lado la oportunidad de mejorar la gestión del agua en la cuenca y en la ciudad, y generaría una merma considerable en las finanzas públicas del Estado que como bien sabemos, tendría que compensar la tarifa que nadie está dispuesto a pagar, además de la afectación ambiental antes planteada.
Por su puesto que tenemos que prever a mediano y largo plazo, y debemos de buscar soluciones alternativas que nos aseguren el abasto de aquí a 30 – 50 años.
Actualmente Hermosillo consume, es decir, se le abastece un volumen equivalente a el doble del volumen que requiere en base a su población; en términos prácticos, de los 173 M de m3 que consume al año, se desperdicia la mitad. Esta situación se tiene bien documentada, se conoce la inversión y las acciones que se deben de realizar. Ahora bien, si Hermosillo consumiera un volumen adecuado de agua, equivalente a más o menos 200 litros/habitante al día, lo cual se puede logra haciendo las acciones ya ampliamente documentadas de infraestructura en la ciudad, el volumen de agua que actualmente abastece a Hermosillo, considerando la tasa de crecimiento poblacional de nuestra ciudad, alcanzaría para abastecer a su población mas allá del 2060. Esto nos da un tiempo suficiente, actuando ya, para rehabilitar el ecosistema, fortalecer el ciclo hidrológico en nuestras cuencas de agua y recargar acuíferos, ordenar las tomas y concesiones de agua en la cuenca, etc.; lo cual en todos los aspectos presenta beneficios importantes, económicos, sociales y ambientales, así como sustentables para la ciudad y la región. Ya existen casos de éxito que podemos revisar y aplicar, y que retomaré en una nota posterior.
*Karina López Ivich, Líder Climático de Climate Reality y directora de IAMM A.C. Con mas de 25 años de experiencia, ha colaborado con organizaciones internacionales como la ONU, y con empresas canadienses y europeas atendiendo proyectos ambientales en México y América Latina. Ingeniera Bioquímica del ITESM, cuenta con maestría en Ingeniería Ambiental por University of Guelph, y Maestría en Economía en Políticas Públicas por el ITESM, actualmente realiza estudios de Doctorado en la Universidad de Ottawa y es investigadora del Smart Prosperity Institute de Canadá. También participa en la Mesa de Agua de HCV y es Vocal Ciudadana de la Junta de Gobierno de Agua de Hermosillo.