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miércoles, mayo 1, 2024

Para hacer obras sustentables

Nicolás Pineda
Investigador en Políticas Públicas.

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Columna Y sin embargo

En la construcción de obras públicas, hay un patrón que se repite con frecuencia en los gobiernos de países subdesarrollados. Llega un nuevo gobernante que decide, sin muchas consultas ni consensos, hacer una gran obra; el gobernante quiere que todo el mérito sea suyo. El gobernante consigue los recursos financieros y encarga a la construcción de la obra a una empresa privada. Todo se ve bien mientras se mantiene el mismo gobernante. Sin embargo, la población no la hace suya o considera que sus servicios son caros y no tiene la demanda requerida para sostenerse. Los nuevos gobiernos no le toman el aprecio y le dejan de dar mantenimiento. Con el tiempo la obra decae y es abandonada a su suerte; se convierte en un lastre económico.  Al final, algo que pudiera haber servido para un mayor desarrollo, termina convirtiéndose en un elefante blanco y en una muestra de subdesarrollo.

El triste caso del parque La Sauceda.

La obra del parque La sauceda de Hermosillo fue inaugurada en 1994 con una gran inversión de 230 millones de pesos (de los de entonces). Los diseñadores de la obra quisieron hacerla en grande y la dotaron de todo tipo de atractivos: una laguna, juegos acuáticos, trenecito, golfito, go karts, canal con lanchas, juegos mecánicos, un museo de la ciencia, plaza de comida y área de piñatas y pic nic y hasta una casa del terror. Hasta donde se sabe, la obra fue encargada a un empresario cercano del entonces gobernador quien no se midió en las atracciones y amenidades que tenía el parque. Supongo que eso le daba mayor valor a la obra y era mayor ganancia para el constructor.

El problema es que lel mantenimiento y a operación del parque comenzaron a tener problemas. En 2012 fue embargada por Hacienda debido a los adeudos de créditos que tenía y dejó de operar. Desde entonces el parque quedó abandonado. En 2014 se destinó un presupuesto de 50 millones de pesos para rehabilitarlo, pero parece que no fueron suficientes o se perdieron.

La tragedia se ha consumado con el vandalismo y los repetidos incendios de que ha sido víctima. Es un caso paradigmático de lo que no se debe hacer y de algo que no se debe de repetir.

Aprendiendo de la experiencia

Es importante que se analice bien este caso para que no se repita y poder avanzar en nuestro desarrollo. ¿Qué es lo que hace sustentable una obra pública? ¿Qué se requiere para que las obras reciban el mantenimiento requerido y no se abandonen posteriormente a su suerte?

Algo que se observa es que los gobiernos tienen muchos incentivos para hacer obras que se encargan a una empresa constructora y luego son inauguradas con bombo y platillo, con una placa conmemorativa, corte de listón y múltiples notas de prensa. Hasta aquí el gobernante gana por todos lados, es un negocio redondo.

El problema comienza con la operación y el mantenimiento para los cuales no hay incentivos. Si no hay una sociedad civil que la aprecie y la haga suya, los futuros gobiernos tampoco la van a apreciar y no la van a subsidiar ni dotarla de recursos. No hay incentivos para eso.

Cuanto más unipersonal y sin participación ciudadana es una obra, mayor es el riesgo de que se convierta en un elefante blanco. La solución es ponerles contrapesos a estas decisiones y ponerle incentivos a la operación y mantenimiento. Para ello, se requiere que en la obra participen varios ámbitos y organismos de gobierno, así como redes y asociaciones de la sociedad civil. Su diseño debe de ser consultado y elaborado en base a la participación social.

Las obras requieren sobre todo de una infraestructura o base económica y social. La base económica (que consiste en la demanda, consumidores, voluntariado, amigos de la obra, entre otros) permitirá que la obra alcance la autosuficiencia y sustentabilidad financiera. La base social hace que la obra o servicio sea acorde a las posibilidades de gasto, gustos y costumbres de los usuarios y ciudadanos.

Es importante que estas lecciones se aprendan a fin de no construir obras no sustentables ni nuevos elefantes blancos.

Nicolás Pineda

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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