Estamos aún en la semana del día 8 de Marzo, día que se eligió como un reconocimiento a grandes luchas para hacernos visibles las mujeres, recordarnos los avances, pero también, lo pendiente con respecto al tema.
Venimos de un sistema autoritario y misógino, donde el control estuvo en manos de los hombres y nuestro sistema hoy sin duda es heredero de ese modelo.
La mujer antes del S XX se reducía al hogar, su papel en la sociedad se limitaba a ser buena hija, buena madre, buena esposa, buena, buena…
El mundo fuera de las paredes de la casa no era para nosotras, no nos estaba permitido salir, porque vivíamos a través de la ventana de sus casas. De ahí que se nos consideraba privadas.
Y si, se nos privaba de nuestra libertad, de vivir nuestra vida, de elegir nosotras mismas lo que queríamos y lo que no queríamos, de disfrutar, de sentir, estábamos pero no existíamos o, existíamos pero no estábamos; pero esto no significa que no contribuíamos en nuestra sociedad.
La primera y segunda guerra mundial fue uno de los factores que hizo que la mujer saliera al mercado laboral. Desde luego, no fue la mejor forma, pero significó una dinámica que llega hasta nuestros días.
¿Pero, qué sigue?
Hoy contamos ya con mecanismos que nos sirven de impulso y protección. Contamos con una Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia, una Ley de Paridad, por mencionar algunos.
Pero, sobre todo, con más información. Recordemos que no hace mucho tiempo, nos tocó a nosotras no tener claridad ni siquiera a que nos referíamos cuando hablábamos de violencia de género, violencia hacia las mujeres.
En nuestra participación nos comentaban las mujeres sorprendidas ¿a poco eso es violencia, si yo lo vivo todos los días? o decía, no, no me pega, solo me empuja.
Hoy, ya es del conocimiento de las mayorías a que nos referimos cuando hablamos de violencia y cuáles son los tipos de violencia que se pueden ejercer e incluso se ejercen hacia las mujeres.
Conocemos más los derechos que tenemos, podemos exigir un trato digno y respetuoso. Denunciar inmediatamente a la o las personas que nos agredan verbal o físicamente.
Incluso, ya somos visibles, ya en el Congreso Local de Sonora tenemos mayoría mujeres, de 33 son 19 mujeres. Tenemos un gobierno paritario. Sin duda falta, sigue faltando, pero hay que también revisar avances, y utilizar estrategias dentro de los marcos de lo logrado, para continuar empujando.
Pero, ¿cómo estamos ahora las mujeres?, ¿Qué vivimos? y ¿Cómo enfrentamos lo que vivimos?
Ya se identificó el problema, nos hicimos visibles, hacia donde enfocamos nuestras luchas ahora. ¿Seguimos utilizando las mismas formas?
A mí, me surge la duda, si ya realmente somos autónomas, si logramos ya la autonomía. ¿Realmente logramos la autonomía? Creo que no hay que confundir el encontrar la libertad para realizar ciertas cosas con encontrar formas de vivir basados en valores. Si nos lo permite la vida, hablaremos de autonomía en nuestra próxima colaboración, porque la autonomía también es un proceso que se construye y yo apelaría a una autonomía de ser realmente nosotras mismas.
Por lo tanto, sin duda podemos hablar de avances, pero también es necesario reconocer que aún falta mucho que construir.
Hoy me atrevo a poner en esta participación la importancia de hacer una evaluación de lo logrado y dar un paso al frente, sumando que hoy ocupamos nuevos indicadores en nuestra propia valoración, antes decíamos que no teníamos los espacios, hoy en algunos lugares hemos podido entrar.
Por lo tanto hay nuevas necesidades, pero también nuevas y a veces hasta más responsabilidades.
Y como dijo Mary Wollstonecraft “Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”.