Por Daviana Ley
Por 12 años, Juan Carlos ha trabajado en diferentes empleos: desde gobierno, instituciones privadas y públicas con atención a menores con discapacidades, pero ahora decidió “tomar las riendas de su vida” y emprender.
En febrero del 2020 consiguió el local donde hoy tiene su negocio, A La Burger. El lugar solamente tenía sus cuatro paredes, techo y suelo, Juan, junto a un amigo suyo, se encargaron de crear e instalar las divisiones internas, además de decorar todo desde cero.
Para agosto inauguró oficialmente su proyecto. Ahora tras un año, está emocionado y alegre por el cambio de imagen que realiza para A La Burger, tanto digital como físico, para atraer a más clientela que pruebe la calidad de sus productos: una mezcla de sirloin y diezmillo, junto a un pan a base de mantequilla.
“La incertidumbre de meterme en ser emprendedor en este momento de contingencia, fue un momento muy crítico, donde yo veía que todas las empresas estaban cerrando, muchas; me estoy metiendo en camisa de 11 varas, viene la renta, poder sostener un lugar que es nuevo”, dijo Juan acerca de cuál era su más grande miedo al emprender.
Juan dice que lo que más le da satisfacción es saber que está generando fuentes de trabajo y la suya, además de poder seguir trabajando con medidas sanitaria en su establecimiento y a través de las plataformas digitales de pedidos a domicilio.