El renegociado Tratado comercial México-Estados Unidos y Canadá dará un nuevo dinamismo a la región de América, que se traducirá en una mayor competitividad frente al mundo. Si cada país trabajara de manera independiente, sin el proceso de integración, la región sería menos competitiva y los países asiáticos estarían encabezando el comercio mundial.
El contexto en el que se desenvuelve este acuerdo comercial es bajo la peor crisis mundial de salud registrada en los últimos cien años, generada por la pandemia del COVID-19. La propagación del virus se ha convertido en un riesgo de interrupción importante en las cadenas globales de suministro, que hoy se siente en múltiples industrias a nivel mundial.
Sin embargo, este fenómeno se venía presentando por el conflicto entre China y los Estados Unidos. La guerra comercial, de divisas y tecnológica entre ambos países estaba generando profundas repercusiones sobre las cadenas globales de suministro con una seria amenaza de estanflación -estancamiento de la producción con incremento de precios-, no solo en los Estados Unidos sino en el resto del mundo.
Estos dos eventos resaltan la importancia de manejar de manera regional las cadenas globales de suministro. El proceso de globalización fragmentó los procesos productivos a escala mundial y una parte importante de esas cadenas de suministro son elaboradas por China.
Ante la posibilidad de que se presente un freno a la globalización resalta la importancia del T-MEC como un instrumento que permita regionalizar las cadenas globales de suministro.
El nuevo acuerdo comercial genera un entorno propicio para los inversionistas y ayudará a incentivar las inversiones de mediano y de largo plazo, así como de un crecimiento sostenido para la región.
Para el caso específico de México existe una gran oportunidad para la industria manufacturera, de autopartes y el sector aeroespacial, así como para que la pequeña y mediana empresa se integren a las cadenas regionales de suministro, para poder reactivar el ciclo económico generado por la pandemia del COVID-19.
Por la importancia que amerita el tema es fundamental analizar las causas que dieron origen al TLCAN así como la transición de este al T-MEC.
El viejo tratado comercial-TLCAN- tenia como objetivo, en la década de los noventa del siglo pasado, hacer frente a la estrategia diseñada por los países asiáticos en la industria automotriz. El modelo de producción asiático-flexibilización del trabajo y la producción flexible- podía disminuir costos a medida en que incrementaba su producción y esta última diversificada, esto es, que en un mismo proceso de producción se podrían producir diferentes bienes a muy bajo costos. La industria automotriz asiática fue una de las primeras en utilizar este nuevo y revolucionario proceso de producción impactando a toda la industria mundial y muy especialmente a las tres grandes industrias de los Estados Unidos, Ford, Chrysler y General Motors. El viejo modelo rígido fordista de producción automotriz de los Estados Unidos quedo obsoleto y ponían en riesgo a las industrias del país vecino. Además, este modelo de producción se podía trasladar a otros procesos de producción y tener mayor impacto en otras industrias.
Así, la pérdida de eficiencia del sistema fordista de producción, como la flexibilización del trabajo y de la producción, conllevan a una deslocalización de las actividades, motivada por la búsqueda de ventajas comparativas. Se entiende por deslocalización internacional de empresas como el traslado de los establecimientos industriales pertenecientes a determinadas firmas de unos países a otros, Este traslado de establecimiento industriales de uno o de varios países a otros países fueron conformado las redes globales de suministros para las diversas industrias a nivel global.
Entre más eficiente fuera las cadenas globales de suministro menor sería el costo y por lo tanto menor sería el precio logrando mantener una mayor participación del bien- autos-en los mercados mundiales. El avance de las tecnologías de la información y las comunicaciones, facilitaron la fragmentación del proceso productivo, de manera que sus distintas fases puedan distribuirse en diferentes lugares del mundo.
El viejo acuerdo comercial surge por la necesidad de los Estados Unidos de enfrentar una innovación tecnológica diseñada e implementado por los países asiáticos que lo hace perder competitividad en un sector estratégico, en esos momentos, como lo fue la industria automotriz. Por ello, el corazón del tratado debe de considerar una masa de trabajadores flexibles y de bajos salarios con alta capacidad tecnológica para poder obtener una producción variada de bienes en un mismo proceso de producción. Además de utilizar, en su momento, la revolución científica y tecnológica de la información para fortalecer las redes globales de suministros para su proceso productivo y lograr las ventajas competitiva que perdería en la década de los noventas del siglo pasado.
Durante casi treinta años, las cadenas de suministro globales fueron los motores silenciosos de la globalización económica. De 1990 a 2008, accionaron la rápida expansión del comercio y representaron el 60-70% de su crecimiento. Sin embargo, más de diez años después, se han estancado –y, en algunas zonas, hasta pueden estar retrocediendo. La constricción de las cadenas de suministro globales refleja en parte el giro que han hecho muchos gobiernos hacia políticas proteccionistas sobre todo a partir de la gran crisis financiera de 2009.
Y ahora, la pandemia del COVID-19 está causado una recesión con contracción de la producción. La incertidumbre relacionada puede desacelerar la expansión de las cadenas de valor globales por lo menos un 35%, si esto continua así, las empresas repatriarán la producción de Asia y otras partes.
Resulta evidente que una reducción de la producción de las empresas en todo el mundo creará una recesión –y una recuperación- diferente a cualquiera que hayamos visto
El T-MEC da inicio en un nuevo escenario que identifican los actores de la cadena de suministro, en donde habrá de imprimirse nuevas oportunidades que derivan no sólo del propio acuerdo comercial, sino del contexto geopolítico y sanitario.
La alteración que tuvieron las cadenas globales de suministro por la presencia de la pandemia llamó a reconsiderar la reubicación de las plantas en la medida de lo posible, lo más cercano a los centros de consumo.
Bajo este escenario México está frente a una gran oportunidad de convertirse en un centro logístico en Norteamérica no solo por la entrada en vigor del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sino también por la regionalización de las cadenas de suministro a raíz del impacto provocado por el coronavirus (Covid-19).
El TLCAN y el T-MEC. La posibilidad de que México se convierta en el centro logístico de Norteamérica
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