Otra vez en medio de esta pandemia las compras de pánico de cerveza se vuelven la nota. En redes sociales la opinión se divide entre aquellos que critican a los desesperados consumidores de bebidas alcohólicas y quienes critican tanto las medidas para disminuir el consumo de este producto como el manejo de la información en relación a estas medidas.
En medios de comunicación, así como en gran parte de las redes sociales, el manejo de los acontecimientos derivados a la escasez de cerveza y sus compras de pánico se hace con una alta carga de moralidad y sin entender el fondo de la problemática, como ya es costumbre cuando se tocan temas relacionados con las adicciones, siempre apostando por la fracasada visión prohibicionista.
Cierto que en medio de esta crisis de salud pública el consumo de bebidas alcohólicas debería reducirse porque estas incitan al ambiente festivo y a la imprudencia. Pero la realidad es que muchas personas no manejan bien el encierro y creen que la cerveza les va ayudar a manejar la ansiedad. Esta creencia tan popularizada no sale por generación espontánea, es producto de una serie de factores entre los que quiero destacara dos: Un sistema educativo que se enfoca en exclusivamente en formar una mano de obra, descuidando la formación humana; y años de atender a las adicciones desde un enfoque prohibicionista y no como un problema de salud pública.
Durante años el currículo de nuestro sistema educativo a reducido las materias de humanidades, así como la educación artística con la idea de que son materias poco prácticas en la formación de los trabajadores del futuro. Esta visión neoliberal de la escuela ha descuidado la formación humana de las personas, provocando que la cultura popular se llene de creencias nocivas que promueven conductas antisociales y el abuso de sustancias que pueden generar adicción como el alcohol o el tabaco. A esto también se les debe sumar que la falta de una educación humanista provoca que las personas tengan menos hábitos y capacidades que les permita manejar mejor el encierro, aprovechando el tiempo para la lectura, alguna actividad artística o cualquier otra que pueda hacerse en casa para pasar el tiempo.
En cuanto a la fallida política prohibicionista de combate a las drogas, esta nunca vio a las adicciones como un problema de salud público y por lo mismo jamás atendió a las personas que padecen este problema. En cambio, se criminalizó a gente que merece ser atendida como pacientes, se violentó el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad y sobre todo el Estado le dio un mercado al crimen organizado para que este se enriqueciera y ahora tenga la capacidad de un poder fáctico capas de accionar hasta “programas sociales” como lo hace el Cártel Jalisco Nueva Generación entregando despensas en esta pandemia.
El crimen organizado controlando el mercado de las drogas abrió la puerta a que se generara una cultura mafiosa que entre sus características está la de popularizar las adicciones, tanto legales como ilegales, y el vivir fuera de la ley. Dos ingredientes que abonan para que en estos momentos a sean tantos los adictos al alcohol haciendo compras de pánico de cerveza, arriesgando la salud de ellos y de todos.
En este punto, en el cual ya existe más apertura para hablar de la regulación de la marihuana, tanto las autoridades como los medios de comunicación deberían comenzar a ver con más profundidad el fenómeno de las compras de pánico de cerveza. No limitarse a juzgar desde una posición moralista la conducta antisocial de estas personas y reconocer que esta es otra de las lecciones que nos deja la pandemia.
Es urgente dejar el prohibicionismo como política de combate a las adiciones y comenzar a atenderla desde un enfoque de salud pública, así como también revisar los planes de estudios y comenzar a fortalecer la formación humana en las escuelas con más cultura y arte. Si no queremos una sociedad de adictos haciendo compras de pánico de cerveza, formemos seres humanos saludables tanto física como mentalmente con cultura y arte, atendiendo a los adictos como pacientes que pueden recuperarse y no como criminales.