A la espera de que se desarrolle una vacuna específica, varios ensayos evalúan los efectos protectores del antígeno contra la tuberculosis, mientras España prueba un nuevo producto.
“Sabemos desde hace décadas que la BCG tiene efectos beneficiosos no específicos”, es decir, que protege contra otras enfermedades además de la tuberculosis, explica Camille Locht, microbiólogo y director de investigación en el Instituto Pasteur.
La vacuna de la BCG protege a los niños de enfermedades respiratorias y además se utiliza para tratar algunos tipos de cáncer de vejiga y se cree que puede actuar contra el asma y enfermedades autoinmunes como la diabetes de tipo 1
La hipótesis es que esta vacuna podría tener un efecto similar frente al coronavirus, ya fuera disminuyendo el riesgo de ser infectado o limitando la gravedad de los síntomas.
El personal sanitario es el “principal grupo que podría beneficiarse” de esta potencial aplicación, puesto que forma parte de los colectivos de mayor riesgo y protegerlo es primordial, según Locht, a punto de finalizar el protocolo de un ensayo clínico en Francia.
“Ejercicio militar”
“La vacunación podría ayudar a orquestar mejor esta respuesta inmunitaria”
Mihai Netea, profesor de medicina experimental del Centro Médico de la Universidad de Radboud (Holanda), anunció hace dos semanas un ensayo clínico junto a la Universidad de Utrecht, con mil profesionales sanitarios: 500 recibirán la vacuna y 500 un placebo.
“Si entre el grupo vacunado con la BCG hay menos personas que deben dejar de trabajar debido a la enfermedad, el resultado será esperanzador”, explica este reputado especialista en “inmunidad entrenada”.
Este concepto ilustra que nuestro sistema inmunitario innato puede aprender a prepararse mejor contra las agresiones, gracias sobre todo a las vacunas vivas atenuadas, como la BCG, que utilizan una forma debilitada del virus para suscitar la respuesta defensiva del organismo.
Las vacunas actúan como “un ejercicio militar en tiempos de paz” para “combatir el enemigo con eficacia en tiempos de guerra”, dijo el director de investigación Laurent Lagrost a la cadena francesa BFM TV.
Mihai Netea, profesor de medicina experimental del Centro Médico de la Universidad de Radboud (Holanda), anunció hace dos semanas un ensayo clínico junto a la Universidad de Utrecht, con mil profesionales sanitarios: 500 recibirán la vacuna y 500 un placebo.
“Si entre el grupo vacunado con la BCG hay menos personas que deben dejar de trabajar debido a la enfermedad, el resultado será esperanzador”, explica este reputado especialista en “inmunidad entrenada”.
Este concepto ilustra que nuestro sistema inmunitario innato puede aprender a prepararse mejor contra las agresiones, gracias sobre todo a las vacunas vivas atenuadas, como la BCG, que utilizan una forma debilitada del virus para suscitar la respuesta defensiva del organismo.
Las vacunas actúan como “un ejercicio militar en tiempos de paz” para “combatir el enemigo con eficacia en tiempos de guerra”, dijo el director de investigación Laurent Lagrost a la cadena francesa BFM TV.
En el caso de la COVID-19, su aplicación sería doblemente útil puesto que además de la infección viral, el virus provoca, en sus formas más graves, una respuesta inmunitaria excesiva, con la producción incontrolada de proteínas proinflamatorias, las citocinas.
“La vacunación podría ayudar a orquestar mejor esta respuesta inmunitaria”, según Lagrost.
En Australia, un equipo de investigadores del Instituto Murdoch de Melbourne lanzó igualmente un amplio ensayo con cuatro mil trabajadores hospitalarios.
“Esperamos ver una reducción de la frecuencia y la gravedad de los síntomas de la COVID-19” entre los profesionales vacunados con la BCG, explicó Nigel Curtis, responsable del ensayo.
Ensayo clínico en España
En España, un grupo de investigadores prevé realizar un ensayo clínico en cuatro hospitales no con la BCG sino con una nueva vacuna desarrollada por la empresa de biotecnología gallega Biofabri.
Este producto, cuya inocuidad ya ha sido probada, debería ofrecer “una mejor protección”, explica a la AFP Carlos Martín, profesor de microbiología de la Universidad de Zaragoza.
Martín explica que esta vacuna fue “desarrollada a partir de una cepa aislada en los humanos”, mientras que la “BCG está preparada a partir de la cepa de la bacteria que infecta a los bovinos” y que además en la primera se desactivaron dos genes responsables en la virulencia de la tuberculosis.
Otra ventaja, al ser fabricada en Europa, estaría disponible rápidamente, mientras que la BCG plantea problemas de suministro y además el hecho de emplearla para adultos en Europa podría privar de ella a niños en países donde la tuberculosis es todavía endémica.
En Alemania, el Instituto Max-Planck de biología infecciosa prepara también un ensayo con un candidato-vacuna genéticamente modificado, desarrollado por el laboratorio Serum Institute de India.
En paralelo, hay “una reflexión sobre un desarrollo en África” de ensayos clínicos comparables, para apoyar la investigación de la COVID-19 en estos países con recursos limitados, según el Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica de Francia.
Información tomada de www.informador.com.mx