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martes, octubre 21, 2025

I’ll be back: El regreso de la Inteligencia Artificial. ¿Dominará esta tecnología al mundo?

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En 1984 se estrenó en salas de cine la película estadounidense The Terminator, dirigida y coescrita por James Cameron y por un par de guionistas más; quienes, junto con Cameron, a partir de ese argumento de ciencia ficción lograron construir una exitosa carrera en la industria cinematográfica.

El filme, cuyo título traducido al mercado hispanoamericano fue El Exterminador, presentaba una tesis que planteaba un futuro distópico dominado por las máquinas, en donde la humanidad había quedado a merced del control de una inteligencia artificial que, en un determinado momento, empezó a pensar por sí misma, concluyendo de esta forma que la propia humanidad se había convertido en una amenaza para el planeta, por lo que tomó la decisión de extinguirla.

Han pasado 41 años del estreno de la primera entrega de esta saga, y hoy los propios organismos como la UNESCO ya plantean una realidad en la cual la inteligencia artificial empieza a intervenir y a dominar cada vez más aspectos de la vida pública; en el marco de una discusión que, por un lado, propone a esta tecnología como la respuesta a todos los problemas de la humanidad, y por el otro, se advierte como una verdadera amenaza para la especie.

Lo que es sí es evidente es que, efectivamente, la inteligencia artificial regresó para quedarse. Y planteo este fenómeno como un “regreso” porque a pesar de que quizá gran parte del público pueda pensar que la IA es un acontecimiento tecnológico muy reciente, en realidad no lo es tanto: Desde mediados del siglo pasado se concibió la idea de trasladar el conocimiento del funcionamiento neuronal-cerebral hacia el campo de la informática.

Así, en 1956 se presentó a la comunidad científica el que hoy es considerado el primer programa de inteligencia artificial capaz de emular las propiedades de cerebro humano: The Logic Theorist. Un año después, fue acuñado oficialmente el término Inteligencia Artificial por parte del estadounidense John McCarthy – considerado por muchos como el padre de la IA- lo cual marcó el inicio formal del desarrollo de esta tecnología dentro de un campo de estudio.

No obstante, la historia nos habla de los llamados “inviernos de la IA”, que constituyen largos periodos de tiempo en los cuales la investigación y el desarrollo de esta tecnología se estancó debido a carencias presupuestarias y a decepciones técnicas, retrasando así su progreso en el campo tecnológico.  

Pero la historia no acabó ahí. Si bien el 2014 marcó el surgimiento técnico de la Inteligencia Artificial Generativa (sistema de IA sobre el cual se construyen herramientas como Gemini, ChatGPT o DeepSeek), en realidad fue en el 2022 cuando esta tecnología “regresó”, representando una verdadera disrupción en la sociedad: Su capacidad para generar contenidos en tiempo real, y sobre todo, la democratización que representó el hecho de estar al alcance de cualquier persona con un dispositivo conectado a Internet, volteó al mundo de cabeza y lo encarriló en una vertiginosa transformación que ha venido impactando una gran gama de aspectos de la vida pública.

Este desarrollo inusitado de la IA que ha provocado tal transformación social, ha llevado a grupos de científicos de distintas disciplinas técnicas, así como a pensadores y estudiosos del comportamiento humano, a plantear una serie de cuestionamientos sobre esta tecnología, poniendo sobre la mesa una serie de riesgos que conlleva su acelerado progreso.

Hablaremos a detalle de dichos riesgos en futuras entregas de esta columna, sin embargo, es importante señalar que, efectivamente, los temores del ala científica detractora de la IA están plenamente fundamentados: La llamada “Teoría autónoma de aprendizaje de máquina” plantea la viabilidad fáctica de que las máquinas puedan llegar a auto supervisarse, vislumbrando así ese posible futuro distópico de vimos en Terminator.

Esta teoría trata de explicar la forma en que los sistemas de IA pueden llegar a desarrollar sus propios sistemas de aprendizaje, prescindiendo así de “la mano” del factor humano que hasta hoy resulta fundamental en los procesos de entrenamiento de estos modelos. En este escenario, los sistemas de IA podrían plantearse sus propios procesos de aprendizaje, sus propios objetivos, y sus propias estrategias para alcanzarlos.

Estudios que analizan esta teoría ponen sobre la mesa de discusión una serie de cuestiones filosóficas y éticas sobre los posibles alcances críticos que puede lograr la inteligencia artificial en este escenario, planteando como una de sus principales preocupaciones la incertidumbre acerca de hasta qué punto seríamos capaces los humanos de mantener el control sobre ella.

Si bien, algunas respuestas inmediatas a esos temores tienen que ver con la inmensa cantidad de datos de entrenamiento que requerirían las máquinas para llegar a ese nivel de “consciencia” (lo cual representa una incalculable cantidad de recursos económicos), la verdad es que nadie tiene la certeza de hasta dónde va topar el desarrollo de la inteligencia artificial.

Todo esto en un contexto actual en el cual rasgos de la realidad global parecen superar la ficción cinematográfica: Regiones del mundo en guerras mortíferas por territorios, polarización ideológica de las sociedades, dominio y normalización (en curso) de la violencia, gentrificación, genocidio, racismo y clasismo, escándalos de corrupción al interior de los regímenes, Estados fallidos, desastres naturales causados por la mano del hombre en su afán por la economía industrial, y la lista sigue, engrosando señales que algunos estudiosos identifican en conjunto como signos de un inminente colapso de la civilización.

Y así, mientras en redes sociales siguen proliferando las teorías conspirativas sobre el futuro control dictatorial de la IA en el mundo, en la realidad estamos viviendo generaciones de niños que están naciendo y creciendo con esta tecnología: Una ciencia que seguirá avanzando, y que quizá aún nos tenga preparadas algunas sorpresas. Y así, quizá, en una próxima ola de progreso tecnológico, la inteligencia artificial esté gestando una vez más la acción que adelantó Arnold Schwarzenegger “encarnando” al androide T-800 en aquella emblemática escena de Terminator y posterizada en la famosa línea de diálogo: I’ll be back.

Abraham Espinoza

Doctorante en Desarrollo Regional en el CIAD bajo la línea de investigación de Inteligencia Artificial y Educación. Comunicólogo. Autor de un libro de crónica. Ha ejercido el periodismo, la docencia, la producción televisiva,  y la comunicación política para diferentes niveles de gobierno.

X: @yoremelectric

Correo: abrahamespinozal@gmail.com

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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