Aseguramos el lunes, en este mismo espacio, que la Presidenta ya deshoja la margarita en la intimidad, para seleccionar a su candidato; y también dejamos claro que ella sabe perfectamente, que desde que dijo “sí protesto” y bajó el brazo, comenzó la cuenta regresiva para dejar el poder.
A diferencia de López Obrador, que desde el inicio de su mandato tenía definido que la jefa de Gobierno sería la abanderada de la 4T, Sheinbaum no lo tiene aún muy claro.
Quien se trague a estas alturas que las otras “corcholatas” tenían posibilidades, peca de gran ingenuidad política. AMLO quería a la ex delegada de Tlalpan, porque ella, y sola y únicamente ella, garantizaba la continuidad.
¿Será una mujer o varón? ¿Saldrá de su oficina o de alguna Secretaría? ¿Acaso será un gobernador? ¿Quizá del gabinete ampliado? ¿Verá con buenos ojos a un legislador? ¿O nos sacará de la chistera política a una nueva figura?
Todos están a prueba, y con el tiempo, muchos se irán auto descartando por ineficiencia, agenda propia y muestras de deslealtad.
La historia nos demostró que los presidentes de la República emanados del PRI, señalaban con su dedo divino a su socio, cuate, cómplice y mejor amigo, pero en realidad escogían a su peor y más sangriento verdugo. Ese error no lo puede cometer quien busca el “segundo piso de la transformación”.
¿Y los de enfrente qué? Se ven muy desarticulados, divididos, confundidos, y aunque ya suenan nombres, no tienen verdadera base social, estructura política, dinero, ni proyecto de nación. Siguen sin entender qué pasó, y ni las placas anotaron del camión que les pasó encima.
Solamente son identificados porque están en contra de Morena: pero nadie ha logrado transmitir ni una sola idea de qué harían y cómo lo lograrían. Les falta un verdadero líder que los cohesione y entusiasme a los votantes: un AMLO de derecha.
Al primer año de gobierno de Calderón ya había todo un movimiento en el Estado de México para que el entonces gobernador se convirtiera en candidato presidencial. Cuando Peña Nieto asumió el poder, ya venía la ola guinda de López Obrador. Insistimos, AMLO ya lo tenía definido desde el primer día de su mandato: Sheinbaum sería la candidata.
A casi un año de su rendición de protesta en San Lázaro, seguramente no ve a nadie del PRI, PAN ni MC con los tamaños, ni con el suficiente talento. La oposición se está viendo lentísima, mientras la Presidenta trabaja arduamente en las listas de 2027 y en su “gallo o gallina” de 2030.
COLOFÓN:
+ No es ninguna concesión: le toca a la primera minoría en San Lázaro dirigir los trabajos de la Mesa Directiva en el segundo año de la Legislatura.
+ Tiene experiencia parlamentaria. Fue asambleísta y constituyente en la CDMX, senadora y esta es su segunda vez como diputada federal.
+ La panista Kenia López Rabadán tiene una gran oportunidad para demostrar que sí se puede ser militante partidista, y al mismo tiempo Presidenta de la Cámara de Diputados de manera republicana.
POR GUSTAVO RENTERÍA
COLABORADOR
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