Por: Arturo Fernández Díaz-González
Desde el año 2000, Sonora ha oscilado alrededor del lugar número 9 del Índice de Competitividad Estatal del IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad). Esto no significa que Sonora no haya avanzado, los datos muestran mejoras en múltiples, de los 130 indicadores que observa el IMCO, pero el resto del país también. Sin embargo, cuando observamos el lugar que ocupa Sonora respecto a otros estados, empezamos a notar un fenómeno que podría parecer inexplicable, como el hecho de que otros estados caigan, o suban tantos lugares de manera aparentemente inexplicable y repentina.
Un caso evidente es el de Sinaloa, que está sufriendo una convulsión económica por motivo de la percepción de inseguridad. A pesar de las múltiples ventajas que presenta Sinaloa, se podría decir que su capacidad para atraer y retener talento e inversión se fue a terreno negativo, manifestando una fuga de talento e inversión. A pesar de esto, la aguja de medición solo se movió de manera marginal.
Este fenómeno hace inevitable pensar en una serie de cuestionamientos. El primero de todos es: el Índice de Competitividad, ¿realmente mide esta capacidad para atraer y retener talento e inversión, o estará midiendo otra cosa?, dado su comportamiento, y la forma en que fue construido el Índice, solo puedo llegar a la conclusión de que lo segundo es cierto.
Durante años, nadie se ha atrevido a cuestionar la metodología utilizada por este Instituto, dado que se ha posicionado como un referente en la materia, pero hay que empezarlo a hacer. Empecemos por entender, quién y cómo se tomó la decisión de construir el Índice, ¿fue el resultado del trabajo de un equipo de académicos aislados en las entrañas de una universidad o de un observatorio como el IMCO, o se le preguntó a CEOs de empresas transnacionales, ¿cuáles son realmente los factores determinantes para ellos?
El Banco de México lanzó una encuesta dirigida a los CEOs de empresas transnacionales e identifica a la ubicación geográfica como la ventaja estratégica más relevante. No solo esto, si no que el 80% de los encuestados respondió que este era el incentivo más importante de todos. Sin embargo, la ubicación geográfica no aparece en el radar de indicadores del IMCO, entonces el hecho de que Sonora tenga una ubicación geográfica privilegiada no nos suma puntos en la medición de competitividad del IMCO. Lo mismo sucede con otros factores como nuestros seis cruces fronterizos con infraestructura logística y estratégica, un costo por m2 de nave industrial y oficina envidiable, mejor mano de obra calificada y con baja rotación, un puerto marítimo, un superávit de energía y energía renovable, entre muchos otros.
Sin embargo, otros factores como el número de usuarios de telefonía celular, porcentaje de hogares con internet, o el número de personas con un trabajo no remunerado si forman parte de los 130 indicadores que mide el IMCO.
Esto resalta otro problema con la medición del IMCO, cuando mides muchos factores, un indicador de tanto peso como la percepción de inseguridad, que sola y de manera aislada puede acabar con tu capacidad para atraer y retener talento e inversión, como es el caso de Sinaloa, este simplemente se diluye en un océano de 130 indicadores restándole importancia.
Pero ¿por qué se miden tantas cosas?, entre los indicadores que mide el IMCO, podrían estar integrados indicadores que sirven para medir el desarrollo económico, el desarrollo social, el bienestar y solo algunos que miden la Competitividad. Aunque todos estos están relacionados, no son lo mismo. Una ciudad puede ofrecer una paradisiaca calidad de vida, como algunas playas, y al mismo tiempo ser poco competitiva para la industria.
Sonora debe seguir mejorando y en muchos sentidos lo está haciendo, pero para llegar a un indicador de competitividad más preciso, hay que hacer varias cosas. Por un lado, integrar la opinión de los inversionistas potenciales, separar los indicadores de calidad de vida y bienestar, integrarlos en un indicador aparte, y sumar este al índice de competitividad. También habría que ponderar el peso de cada indicador de manera más equilibrada para que impacten de manera justa y fiel la competitividad de cada estado.
Finalmente, es importante reconocer que estamos en un mundo constantemente cambiante. Los factores que eran los más importantes ayer, hoy podrían no serlo. El Índice, los indicadores que lo componen y sus ponderaciones deben de estarse revisando constantemente, pero no deben de ser el trabajo de un equipo aislado si no el resultado de escuchar de manera constante y permanente a las necesidades del mercado.