La decisión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) de suspender de forma inmediata la importación de ganado bovino, equino y bisonte procedente de México ha generado una fuerte sacudida en el sector agropecuario nacional.
La medida, tomada tras la detección de nuevos brotes de gusano barrenador en Oaxaca y Veracruz, causará pérdidas económicas estimadas en 11.4 millones de dólares diarios, según confirmó en un comunicado el Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
La suspensión afecta principalmente a los estados de Sonora y Chihuahua, desde donde se exportaban más de 5,700 cabezas de ganado por día —2,500 y 3,200 respectivamente—.
La interrupción en los flujos comerciales ha encendido las alarmas en los productores, quienes advierten sobre el riesgo de perder el estatus sanitario libre de esta plaga, logrado por México desde 1991.
El gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax), una larva que se alimenta de tejido vivo en animales de sangre caliente, representa una amenaza directa al bienestar animal, a la producción ganadera y al acceso de la población a productos cárnicos seguros.
De acuerdo con Julio Berdegué, titular de la Secretaría de Agricultura (Sader), se trata de una medida temporal de 15 días, durante los cuales se revisará una estrategia binacional con Estados Unidos para frenar el avance del parásito.
El USDA, por su parte, ha condicionado la reactivación del comercio a una “ventana significativa de contención”, que implique vigilancia en campo, investigación científica y acciones inmediatas de erradicación.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) expresó su respaldo al gobierno mexicano y propuso alternativas a la suspensión total de exportaciones, como fortalecer la liberación de moscas estériles, aumentar la vigilancia sanitaria, y acelerar la autorización de cruces fronterizos con infraestructura certificada.
“La suspensión de exportaciones no detendrá el avance del gusano barrenador. Lo urgente es reforzar las acciones en los estados donde se han detectado los brotes”, advirtió el CNA, al tiempo que subrayó la necesidad de una corresponsabilidad técnica entre México y Estados Unidos para contener la plaga sin afectar al comercio legal y regulado.
La suspensión pone en riesgo no solo la economía del sector ganadero, sino también el abasto de alimentos en ambos países. Autoridades y productores llaman al diálogo urgente para restaurar la confianza sanitaria y evitar un daño mayor a la agroindustria binacional.