Según la leyenda, Cristóbal Colón llegó a una isla desconocida y exclamó: “He encontrado las tierras más hermosas del mundo”. Ese paraíso es lo que hoy conocemos como Venezuela.
Desde el Virreinato, Venezuela se destacó por su prosperidad, recursos y avances culturales. Tras su independencia, se convirtió en una nación vanguardista, aunque enfrentó caudillismos militares y dificultades para establecer un sistema político plural.
Figuras como Bolívar, José Antonio Pérez, Juan Vicente Gómez y Hugo Chávez marcaron su historia. En 1958, el Pacto de Puntofijo consolidó un sistema bipartidista y democrático, erradicando a los caudillos militares. Durante 40 años, Venezuela experimentó progreso económico gracias a la exportación de petróleo, controlando la pobreza y generando inversión.
Sin embargo, la caída del precio del petróleo en los años setenta reveló las deficiencias del modelo económico, provocando una crisis que aumentó la desigualdad. En 1988, Carlos Andrés Pérez prometió reformas liberales, pero la liberalización del mercado y la deuda con el FMI empeoraron la situación, llevando a revueltas y dos intentos de golpe de estado por Hugo Chávez y su facción con tendencias comunistas: El Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
Aunque encarcelado, Chávez ganó popularidad y en 1998 se convirtió en presidente. Reformó la Constitución para establecer la República Bolivariana de Venezuela. Su gobierno, caracterizado por un nacionalismo basado en la figura de Bolívar, autoritarismo y populismo, exacerbó la crisis económica y la violencia. Chávez murió en 2013 y Nicolás Maduro asumió la presidencia.
El modelo chavista se ha desgastado debido a la ausencia de su fundador, las divisiones internas y la crisis socioeconómica. En 2024, la oposición, liderada por María Corina Machado, organizó un sistema de conteo de actas que demostró el fraude electoral de Maduro. María Corina fue clave en la alianza que busca derrocar al régimen chavista y acabar con 26 años de promesas incumplidas.
Edmundo González Urrieta fue elegido candidato de la oposición por su capacidad para unir a las facciones antimaduro. El 28 de julio de 2024, sin presentar las actas, Maduro se autoproclamó presidente por tercera vez. En respuesta, la oposición publicó las actas verdaderas que daban la victoria a González Urrieta con el 67% de los votos. Ante las exigencias para que el Consejo Nacional Electoral (CNE) presentara sus actas, éste se negó.
La negativa del CNE y la falta de transparencia evidencian el fraude de Maduro y reflejan el desgaste del chavismo. Países y organismos internacionales exigen explicaciones sobre la discrepancia en los resultados.
El silencio de Maduro ha despertado sospechas y las protestas se intensifican en una nación que no ha encontrado paz social en su historia. Derrotar el caudillismo y el chavismo parece posible, y la pérdida de legitimidad de Maduro, que vive de la sombra de un caudillo polémico y caristmático, clama por un cambio.
Venezuela, comparada con una pequeña Venecia por Américo Vespucio, tiene ahora la oportunidad de superar un sistema político fallido y redirigir su rumbo hacia el desarrollo y bienestar.