Lo único genuino que tenemos realmente es nuestra esencia, nuestro Ser.
En estas fechas lo que fluye en el ambiente es un espíritu que nos permite conectar con mayor facilidad con nuestra esencia.
Se percibe paz, felicidad. Ver nacimientos por muchos lugares y muchos hogares ayuda a conectar con ese niño interior que año con año, en estos tiempos, renace.
Esto permite conectar con lo que verdaderamente somos, libre de interpretaciones, etiquetas o juicios. Aquello que no cambia, que es permanente, estable e inmutable: Nuestro SER.
Cuando se vive conectado con el Ser Esencial sentimos que todo está bien y que no nos falta nada, aún cuando en algunas ocasiones enfrentemos situaciones que nos parecen difíciles.
Y es precisamente dicha conexión que nos hace sentir verdaderamente felices, abundantes, plenos y completos.
Esta conexión es la que nos permite vivir en armonía con nosotros mismos, con los demás y con la vida.
Nos conecta con la sabiduría innata con la que nacimos y que va quedando atrapada conforme nos vamos desconectando de nosotros mismos.
Nuestro mundo, este maravilloso viaje que iniciamos al nacer, que nos llena de experiencias; porque todas son experiencias, y cada quien decide en cual cajoncito las guarda: en el cajón de lo bueno o en el cajón de lo malo. Solo le recuerdo que si elige el segundo va a empezar a acumular dificultades en su vida, y esta se le puede complicar.
Este viaje que nos da la oportunidad de Ser desde el Ser y que nos permite seguir sumando experiencias para este re-nacer en cada instante.
Aprovechemos pues el 12vo mes para conectar y permitirnos el re-nacer al Maestro que todos somos, al Ser Divino que todos portamos.
“El niño Dios no está afuera, ni está solo en en cielo: está dentro de cada uno de nosotros”