Contar con un suministro constante y accesible de agua, será sin duda uno de los grandes desafíos a enfrentar por la humanidad en las décadas por venir.
Agricultura, alimentación, industria, energía, todo depende del agua. El problema es que la destrucción del medio ambiente y la crisis climática está llevando a su límite la disponibilidad de este recurso en el planeta.
Fenómenos como las sequías destructivas, las fuertes lluvias y el derretimiento de los glaciares, están ocasionando fuertes pérdidas, aumentan los riesgos de inundaciones y ponen en peligro el agua que bebemos y los alimentos que comemos.
De acuerdo con el nuevo informe “Estado de los recursos hídricos mundiales 2022”, elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), actualmente 3 mil 600 millones de personas en el mundo carecen de acceso a suficiente agua al menos un mes al año y se espera que esta cifra aumente a más de 5 mil millones para 2050.
Esto se debe a que el aumento de las temperaturas en el planeta ha acelerado, y también alterado, el ciclo del agua, advierte el organismo.
Una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que provoca episodios de precipitaciones e inundaciones mucho más intensas, precisa, pero en el extremo opuesto induce más evaporación, suelos secos y sequías más intensas.
El documento también señala que en cuanto al vertimiento de ríos y la afluencia de embalses, más del 50% de las cuencas hidrográficas y embalses del mundo presentaron condiciones anormales en 2022, la mayoría más secas de lo habitual.
Fue así, añade, que el año pasado se registraron anomalías en la humedad del suelo y en la transferencia de agua terrestre a la atmósfera, ya sea por evaporación o a través de plantas. En consecuencia, las sequías graves afectaron a vastas regiones, incluidas los Estados Unidos, el Norte de Europa, el Cuerno de África, Oriente Medio y América del Sur, enumera el informe.
Por otra parte, el derretimiento de los glaciares, que han perdido una décima parte de su masa tan sólo en los dos últimos años, alerta el organismo, está contribuyendo a los riesgos de inundaciones y amenazando la seguridad hídrica a largo plazo de millones de personas.
Desafortunadamente, perdimos el “juego” del derretimiento de los glaciares y este suceso y el aumento del nivel del mar pueden continuar durante los próximos miles de años debido a las altas concentraciones de dióxido de carbono, puntualiza.
En general, recalca el documento, en los próximos años tendremos desafíos para conseguir agua para la agricultura, el consumo humano, la industria y también para la producción de energía hidroeléctrica.
La Organización Meteorológica Mundial subraya que más del 70% de todas las extracciones de agua se utilizan para la producción de alimentos, por lo que los recursos hídricos limitados tendrán un impacto decisivo en la seguridad alimentaria.
En conclusión, estos datos son un llamado de emergencia para que los gobiernos generen políticas de gestión del agua más coordinadas e integradas, y que sean esenciales para ayudar a mitigar el cambio climático.
Lo curioso es que mientras organismos internacionales hacen estos llamados, en México talamos millones de árboles y afectamos corrientes subterráneas de agua para la construcción de un tren, o en Sonora se pretende cancelar una presa para urbanizar terrenos que son un área natural protegida.
Tristemente, parece que los gobiernos de la llamada cuarta transformación no están conscientes de los graves riesgos que corremos por sus acciones, y más pronto de lo que creemos podríamos quedarnos sin agua suficiente.
Twitter: @gomezreyna