Por Victor S. Peña
Como tiene diferentes objetivos, la participación ciudadana diferentes herramientas. Quienes estudian y conocen el tema, recomiendan tener suficiente claridad sobre lo uno y lo otro. Aquí, unos apuntes al respecto.
Participar (nunca sobrará recordarlo) significa, en lo que nos ocupa, formar parte de algo. Claridad en los objetivos de la participación implica saber de qué se quiere ser parte. En sus dos vertientes generales, las alternativas son: se puede ser parte de un freno o contrapeso, se puede ser parte de una colaboración, apoyando.
Quien forma parte de un freno o contrapeso, no comparte una posición o decisión. Su aportación, independientemente de la razón detrás de ello, busca evitar. Por el contrario, quien participa colaborando, se suma, enriquece con las capacidades propias, busca que una posición o decisión avance, suceda. Una no es mejor que la otra. Depende, en todo caso, del contexto y la situación en particular.
Depende también del interés que motive, pudiendo ser individual o colectivo. Y, otra vez, no puede afirmarse, sin miedo al error, que uno sea mejor (más ético o más altruista) que el otro. En una colectividad heterogénea no germina la planta de las posturas únicas.
Otro asunto es el de las herramientas de la participación, los medios que se tienen a la mano para comunicar el objetivo que se busca al participar. Acá hay tanta variedad como la creatividad nos alcance. Desde el compartir una frase en redes sociales hasta tomar las calles; firmar una carta o pronunciar un discurso; parar labores o seguir trabajando. Yo diría que la lista es infinita, aun cuando algunos argumentan hay de dos tipos: las que estás reglamentadas y las que no.
Siguiendo esta división, las primeras son aquellas para las que la autoridad ha pronunciado cómo deben llevarse a cabo. Usarlas, entonces, implica conocer las reglas y acatarlas. Las segundas existen porque en nuestro sistema opera el llamado principio de legalidad, en virtud del cual al ciudadano se le está permitido hacer todo aquello que no esté expresamente prohibido. No es que se inventen desde cero, hay que conocer y respetar las bases de la convivencia.
A cuenta todo lo anterior para destacar una herramienta que “Hermosillo ¿Cómo Vamos?” ha bien-aprovechado a lo largo de su existencia y, de manera más contundente, en últimas fechas: podemos llamarles, “ruedas de prensa”.
Una “rueda de prensa” resulta ser la conjunción de varios derechos, el de asociación y el de expresión para comenzar. Que medios de comunicación cubran el evento habla también de un ambiente donde estas organizaciones hacen lo suyo: comunicar el mensaje que consideran relevante. Complementando todo lo anterior, las redes sociales son el vehículo para amplificar el alcance y diversificar la información disponible.
Ojo aquí, porque las clasificaciones de los párrafos precedentes nos permiten estimar en medida justa los resortes que se accionan cada vez que se cita a medios de comunicación para compartir una postura, señalar, proponer.
Una “rueda de prensa”, como las que organiza “Hermosillo ¿Cómo Vamos?” es, al mismo tiempo, una herramienta de contrapeso y de colaboración. Aquí no hay inconsistencia y eso es lo que debe destacarse. Cuando se han convocado, no solo señalan posturas o decisiones con las que no coinciden quienes hacen uso de la voz… también hay propuesta y un esfuerzo por aportar en elementos que permitan que la ciudad sea un mejor lugar para vivir.
Estas “ruedas de prensa” aportan información y fortalecen el debate informado, de calidad y altura. Entrelazan la opinión y saberes de personas expertas en los temas. Nos permiten, a interesados que no contamos con esos conocimientos, tener elementos para formarnos un criterio y participar, sea para ser contrapeso o sumarnos.
Cada “rueda de prensa” es, en suma, un exquisito ejercicio de todo esto y mucho más. Por eso, felicidades a todo el equipo que hace esto posible.
El autor es doctor en Política Pública por el Tecnológico de Monterrey. Integrante de Hermosillo ¿Cómo Vamos?