“Las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta. Vincent Van Gogh
La palabra emoción, etimológicamente hablando proviene del latín emovere, que significa “mover hacia afuera”
Tener conciencia de que podemos controlarlas o regularlas, para expresarlas adecuadamente y canalizarlas; es una tarea muy importante que ocupamos realizar.
Porque las emociones son nuestras aliadas para poder avanzar en la vida, funcionan como una brújula interna que constantemente nos orientan como nos encontramos, como nos sentimos y en función de eso, pues ya conocemos el destino final.
Es importante reconocer que predisponen a la acción, porque son reacciones interiores que surgen en forma instantánea ante un suceso, el cual interpretamos como positivo o negativo.
Más sin embargo, muchas veces creemos que las emociones, sobre todo las negativas, las consideramos un obstáculo en nuestras vidas, debido a que nos desagrada lo que nos hacen sentir, pero no significa que no nos sirva.
Por lo que positiva o negativa tiene que ver con la interpretación que hacemos sobre los acontecimientos. la consideramos positiva, cuando interpretamos el acontecimiento como bueno, como favorable y nos hace sentir bien.
En cambio, cuando interpretamos los acontecimientos como negativos para nuestra vida, surgen las emociones negativas. Su función es de supervivencia y de adaptación al medio ambiente. Algo que ocupamos atender.
Aquí lo importante no es solo si es una emoción positiva o negativa, sino más bien, si respondemos a su llamado; en lugar de tratarla de ocultar, ignorar, rechazar, reprimirlas o negarlas. Es importante resolverlas, ya que se transforman en estados de ánimo negativos. Y conforme pasa el tiempo, se hace más complicado resolver.
Tanto las emociones positivas, como las negativas; cumplen funciones de vital importancia en el ser humano.