El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con ayuda de la gobernadora de Campeche, le puso el cascabel al gato en que se ha convertido el caso “Alito” Moreno al detonar la crisis, que destaca tres puntos específicos en torno al liderazgo del presidente nacional del PRI, la militancia y el propio partido como marca:
Detonó la lucha dentro del instituto (él y Miguel Osorio Chong están confrontados de manera fuerte); aspirantes del tricolor reconocen que no es fácil el trabajo en la calle o sostener contacto directo con la gente (que de por sí poco se hace) porque a los priistas les están cobrando la factura en la calle, y tercero, en un intento por desviar la atención sobre las acusaciones en su contra y el uso ilegal de recursos, el líder priista ha tomado la agenda del partido como propia para que se hable de otro tema y no de sus actos de posible corrupción al presentar una propuesta que ya había rechazado el Revolucionario Institucional en otras legislaturas y que propone armar a las familias para enfrentar la inseguridad.
Frente a ese escenario nada le conviene más al Presidente de la República que el hecho de que Alito Moreno siga al frente del partido de cara al proceso electoral de 2023 en el Estado de México y a la presidencial de 2024; de ahí que López Obrador lleve burlándose más de una semana de los priistas al lanzar una viva desde el púlpito de la mañanera en favor del dirigente nacional del Revolucionario Institucional:
“Alito aguanta, el pueblo se levanta”.
O ayer cuando no quiso opinar nada al decir con una sonrisa socarrona: “se los dejo de tarea”, al preguntarle cómo veía la propuesta para permitir a las familias poseer armas de fuego. Diputados y diputadas priistas, que forman parte del propio grupo parlamentario de Alito Moreno, no están de acuerdo con él, aceptan en corto, pero no lo quieren manifestar de manera abierta para no hacerle el caldo gordo a López Obrador.
Los del PRI están contra las cuerdas y no saben cómo salir de la zona de castigo.
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Uppercut: Al estilo de López Obrador, previo a la Revocación, y de Adán Augusto, cuya figura aparece en espectaculares, bardas o publicidad móvil, Alejandra del Moral, secretaria de Desarrollo Social en el Estado de México, y una de las corcholatas del gobernador Alfredo del Mazo, aparece sonriente hasta en la sopa por diversas regiones de la entidad con el pretexto de la portada de una revista que enaltece su nombre y señala: “Es tiempo de las mujeres”. Es lo más seguro que eso suceda, todo parece indicar que, en Coahuila la candidatura es para hombres y la entidad mexiquense para mujeres.
Además de Del Moral, hace su lucha Ana Lilia Herrera y quien empieza a ser vista como la hija desobediente de Atlacomulco, Carolina Monroy, al saltar al ring de la pelea interna.