Jesús Ibarra
El jaguar, un gran felino que habita en el corredor Sonora-Sinaloa, ha aumentado su población en esta región del Pacífico Norte mexicano en la última década.
Según el estudio “Beyond words: From jaguar population trends to conservation and public policy in Mexico”, este animal pasó de tener un estimado de 437 especímenes en 2010 a contar con aproximadamente 644 en la región en los últimos 10 años.
La estimación indica que se trataría del segundo aumento porcentual más grande, (47.3%), observado en México entre investigadores liderados por el reconocido especialista Gerardo Ceballos González.
“Su distribución se extiende a lo largo desde las montañas de Sonora, la costa del Pacífico hasta Chiapas y desde Tamaulipas hasta la Península de Yucatán en la costa del Golfo de México”, explicó Ceballos González, quien es investigador del Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre del Instituto de Ecología de la UNAM.
Los jaguares identificados en Sonora se concentran en reservas naturales del municipio de Sahuaripa, caracterizadas por matorral seco y bosque caducifolio subtropical, indica el estudio.
En el caso de Sinaloa, estos fueron identificados en el área natural protegida Meseta de Cacaxtla, un bosque tropical caducifolio, ubicado a 60 kilómetros al noroeste de Mazatlán.
Las principales amenazas que enfrentan los jaguares en el país son la pérdida y fragmentación del hábitat, la matanza en represalia, la reducción de la abundancia de sus presas naturales y las enfermedades transmitidas por animales domésticos, expone el estudio.
Ceballos González lideró junto a otros 18 académicos la publicación del segundo censo dedicado a este animal en el territorio nacional.
El estudio fue publicado en la revista científica online Plos One Journal, caracterizada por dar prioridad a temas ambientales y de conservación de especies.
Ceballos González agregó que la región conformada por Sonora y Sinaloa integra lo que catalogan en el censo como la Costa del Pacífico Norte, una de cinco analizadas los últimos años.
La población restante estimada de este animal (4 mil 156 especímenes aproximadamente) se distribuye desde Tamaulipas, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Veracruz, Tabasco y en gran parte de la Península de Yucatán.
En general, la población del jaguar habría aumentado 20% en la última década al pasar de aproximadamente 4 mil en el año 2010 a 4 mil 800 en 2018, resaltan entre los hallazgos del estudio.
Las densidades de jaguares fueron menores en los sitios subtropicales más secos del noroeste de México, por ejemplo en Sonora es de apenas 1.05 individuos por cada 100 kilómetros cuadrados, pero estas fueron mayores hacia el centro del país y especialmente en la región de la Península de Yucatán (4.76 ind/100 km2).
Precisamente, la Península fue la región con mayor población, alrededor de 2 mil 092 jaguares, en ambos censos, aunque la que menos creció de manera porcentual para 2018.
La amenaza china
A corto plazo surge una amenaza preocupante para el futuro de la población de este felino: la cacería furtiva, la cual está creciendo en México y América del Sur como resultado de la intensa demanda del voraz mercado negro que existe en China.
“La cacería furtiva en México está orientada a satisfacer el mercado chino ante la falta de grandes felinos en otros países. Esta actividad se enfoca en los jaguares que son vendidos como si fueran tigres, venden todo, sus garras, la piel, hasta los huesos”.
“En México todavía no es un problema grave, pero comienza a serlo, por ello el poder trabajar con las comunidades locales de productores, conservacionistas y ganaderos ayuda mucho porque son quienes cuidan sus territorios”, consideró Ceballos González.
El aumento se dió a pesar de que continúa en peligro de extinción, amenazado por la destrucción de su hábitat (por actividades productivas) la cacería furtiva, y la matanza que realizan productores ganaderos de ranchos en ciertas regiones como una reacción al darse cuenta de que depredan su ganado.
Se estima que alrededor de 60 jaguares son sacrificados cada año como resultado del conflicto con el hombre.
Buenos resultados
Para Ceballos González los resultados del segundo censo son prometedores e indican que algunas de las acciones propuestas en la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ), se han implementado con éxito en colaboración con el Gobierno Federal, con diversas ONG’s ambientalistas, así como los propietarios de tierras.
“A raíz del primer censo se hizo un gran esfuerzo con el Gobierno Federal, la ANCJ representa una gran iniciativa para trabajar con las ONG’s, con comunidades. Llegó a haber más de 200 grupos que hacían trabajo de conservación en lugares donde había jaguares, su trabajo consiste en cuidar que no haya cacería, evitar la tala, ver que no se cazaran las especies de jaguar, construir cortafuegos, entre otros”, mencionó el investigador, quien además es presidente de la ANCJ.
El caso de Sonora
Sonora representa el límite norte donde habita el jaguar y por lo tanto todas las características son menos favorables para los jaguares comparado con estados como Chiapas.
Según el estudio esto se traduce en que la densidad de jaguares es muy baja en Sonora, pero por otro lado las poblaciones de ahí son las más cercanas a América del Norte, esto explica por qué los jaguares que se llegan a ver en Arizona, EEUU, provienen de la reserva sonorense de Sahuaripa y otras áreas naturales cercanas.
“El tipo de hábitat que existe en Sonora, que son matorrales en algunos casos muy áridos y pedacitos de selva es uno donde la mayoría de la gente no esperaría que hubiera jaguares, pero sí los hay.
“La población en Sonora también ha aumentado y de hecho la presencia de jaguares cerca de la frontera y del otro lado en Chihuahua comprueba que ha habido más avistamientos en los últimos diez años. Esto quiere decir que la población en Sonora se está incrementando, tal vez es un poco más lento porque el hábitat es menos favorable, pero esto tiene que ver con todo el trabajo de conservación que hacen nuestros colegas en Sonora, como en Naturalia A.C., donde hay mucho interés”, recalcó.
El conflicto ganadero
“Es un problema importante el que hay en Sonora sobre todo porque son ambientes mucho más abiertos y muchas veces es fácil encontrar a los jaguares. Pero aquí hay tres cosas que han funcionado muy bien”.
“Hay incentivos en Sonora para que en los ranchos donde están instaladas más cámaras trampa y haya más jaguares se les de un pago por no matarlos, un pago por servicio ambiental, y en algunos lugares el que estén constituidos como ranchos que tienen jaguares les ha dado una ventaja para la venta de su ganado”, explicó Ceballos González.
Consideró que el efecto de la visibilidad en redes sociales cuando un animal llega a ser cazado por ganaderos es una condición que pone mayor presión aunado a la observancia de las leyes ambientales, que ahora penaliza más a quienes matan a carnívoros félidos.
“Finalmente también ha ayudado la concientización, ahora la gente sabe que el jaguar está en peligro, el que habite tu rancho es un privilegio. Estos factores han ayudado a manejar mejor hoy el conflicto jaguar-hombre, aunque en algunas zonas todavía sigue”, reconoció.
La solución, puntualizó, es que el Gobierno Federal esté dispuesto a implementar un seguro ganadero, iniciando con unos 5 millones de pesos para con ello compensar la pérdida de ganado y proteger a los carnívoros silvestres.
En síntesis se tienen que reforzar los siguientes pasos para mitigar el conflicto jaguar-ganadero en Sonora y otras partes del país: Tecnificar aún más el manejo del ganado, dar incentivos para la conservación, dotar a los ejidos con bonos por servicios ambientales.
Ardúa labor
Para la realización del segundo censo en 2018 se levantaron datos de campo mediante 36 cámaras trampa en once sitios estratégicos a lo largo de cinco regiones cada uno de ellos. Todos estos sitios fueron seleccionados en base a su importancia como regiones prioritarias para la conservación del jaguar y el conocimiento de los grupos de trabajo
Los aumentos observados, abundó Ceballos González, en el periodo 2010-2018 a pesar del crecimiento de la población humana, la expansión de la infraestructura, la caza ilegal y otras amenazas, pueden explicarse por esta combinación de factores.
Por ejemplo, hay un aumento en la cobertura terrestre tropical con un hábitat adecuado para el jaguar, especialmente en el oeste de México; hay más áreas naturales con protección de reservas de biosfera; el pago de servicios ambientales a propietarios de tierras ubicados en el hábitat del jaguar; más sanciones; labores de conservación nacional e internacional, mayor educación basada en la comunidad; y un seguro de ganado para la depredación del jaguar.
ESTUDIO: “Más allá de las palabras: De las tendencias de la población de jaguares a la conservación y las políticas públicas en México”
El jaguar (Panthera onca) es uno de los carnívoros más amenazados de América Latina. A pesar de una larga historia de investigación sobre esta especie carismática, hasta la fecha ha habido pocos esfuerzos sistemáticos para evaluar el tamaño y el estado de su población en la mayoría de los países a lo largo de su rango de distribución. El estudio presenta los resultados de los dos Censos Nacionales de Jaguares para México, los primeros censos nacionales en cualquier país dentro de la distribución de la especie.
Los resultados del censo de 2010 fueron usados como la base para desarrollar una Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar que identificó los problemas críticos para la conservación del jaguar en México. Desde entonces, el equipo de científicos trabaja con el gobierno mexicano para implementar la estrategia de conservación y luego evaluar su efectividad. Para comparar los resultados de 2010 y 2018, se estimaron la cantidad de hábitat apto para jaguares en todo el país con base en un modelo de nicho ecológico para ambos períodos. El hábitat adecuado del jaguar cubría 267,063 kilómetros cuadrados (13.9 % del territorio del país) en 2010 y 288890 km2 (14.8 % del territorio del país) en 2018.
Los científicos usaron los valores de densidad más conservadores para cada región prioritaria, estimando las densidades de jaguar para ambas en hábitats adecuados altos y bajos. La población total de jaguares se estimó en 4,000 individuos para el censo de 2010 y 4,800 para el censo de 2018.
La continuación de los estudios y programas de monitoreo de las poblaciones de jaguares en México proporcionará información precisa para diseñar e implementar medidas de conservación efectivas y basadas en la ciencia para tratar de garantizar que las poblaciones sólidas de jaguares sigan siendo un elemento permanente del patrimonio natural de México.
*Link al estudio completo: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0255555
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TABLA:
Región población estimada
Costa del Pacífico Norte 644
Costa del Pacífico Central 585
Costa del Pacífico Sur 966
Península de Yucatán 2092
Centro Norte 480
Resultados generales
Censo 2010 4,000
Censo 2018 4,800
Aumento 20%
Fig 1: Distribución geográfica actual del jaguar (Panthera onca) en México y registros en los últimos 20 años.
Fig 2: Las cinco regiones de conservación del jaguar incluyen todo el rango geográfico actual de la especie en México y sitios de estudio de ubicación del censo nacional de jaguar (CenJaguar).
Tabla 1: Resumen de datos y estadísticas de los censos de jaguares de 2010 y 2018 en México.
Fig 3: Diagrama de la metodología utilizada para estimar la población de jaguares en México.
La metodología implica determinar tanto la distribución histórica y actual de la especie en México (arriba a la izquierda) como la cobertura vegetal natural actual.
Figura 4: Tipos de vegetación y su distribución a gran escala para 2018 y sitios de estudio de ubicación de CenJaguar dentro de jaguar. Modelos de distribución de especies calibrados en el tiempo para 2010 y 2018 en México.
Fig. 5: Las cinco regiones de conservación del jaguar y los diferentes tipos de vegetación a lo largo del rango geográfico actual de la especie en México. Las regiones son las siguientes: (1) Pacífico Norte (estados de Sonora y Sinaloa); (2) Costa del Pacífico Central (estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, México y Morelos); (3) Pacífico Sur (estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas); (4) Península de Yucatán (estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo); y (5) Noreste y centro de México (estados de Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Puebla y Veracruz).
Fig 6: Estimaciones de la población de jaguares en los censos de 2010 (barras de la izquierda) y 2018 (barras de la derecha) en México. Hábitat adecuado disponible para 2010 (línea negra) y 2018 (línea gris). Nota: La población mostró un aumento de 20% en ese período y también aumentó el hábitat adecuado.
Cuadro 4: Estimaciones de las poblaciones potenciales de jaguar para ambos censos en relación con el tipo de vegetación y el área adecuada disponible para cada región.
