Se acerca diciembre, una época de celebración, de convivencia familiar, de regalos y de estrés para miles de animales por el uso indiscriminado de pirotecnia, que ademas les ocasiona episodios de pánico a personas neurodivergentes y por si fuera poco una contaminación irreversible al medio ambiente.
La pirotecnia consiste en el uso de fuegos artificiales a base de materiales explosivos cuya finalidad es producir luces, chispas o explosiones, siendo estos últimos el horror para los animales y personas con autismo, pues llegan a alcanzar los 190 decibelios, es decir, muy por encima del rango de 75 a 80 decibelios a partir de los cuales se puede causar daño para al oído humano. ¿Puedes imaginar lo que siente un perro, por ejemplo, cuando su oído es mucho más agudo que el nuestro?
En los últimos días el ayuntamiento de Hermosillo se pronunció en contra de la pirotecnia y a favor de las personas autistas, los animales y el medio ambiente, y anunció la prohibición de la venta de pirotecnia y con ello una estrategia de combate a la venta clandestina de los explosivos, que claro que si se lo propone puede terminar, al no dar permisos para operar los puestos de venta, pero cabe señalar que los permisos son otorgados por la Federación y es ahí donde hay que incidir, pues es la Secretaria de la Defensa Nacional quien está a cargo de expedir las licencias para la venta, y créanme los requisitos son en realidad muy laxos.
Ya hace algunos meses que se inscribió una iniciativa por parte de varias asociaciones animalistas y de defensa de la integridad de personas con autismo, con la finalidad de mudar de una pirotecnia como la actual a una pirotecnia sin ruido, buscando una mayor regulación en su fabricación y uso, pero pensando en no afectar a quienes dependen de ella económicamente. La iniciativa sigue en espera de pasar al pleno, pero y mientras tanto ¿esperamos a que cambien las leyes y no hacemos nada? ¡No! El ciudadano tiene en sus manos el cambio –para esto y para todo- somos la sociedad quienes podemos trazar nuestro destino, y en este aspecto somos nosotros quienes decidimos si afectamos a terceros o no con el uso de la pirotecnia, por ello te pedimos que te pongas en el lugar de quienes se ven afectados, que tengas esa empatía de ver por el niño que entra en una crisis de pánico al escuchar las explosiones, por el animalito que corre asustado y por el medio ambiente que se ve terriblemente afectado por las miles de partículas químicas desprendidas por los explosivos que duran minutos pero que son minutos interminables cuando se está en pánico. No a la pirotecnia.