Por Karla Acosta
Hermosillo, Sonora.- El 30 de octubre se realizó la quinta limpieza anual de la cueva de Santa Marta en el cerro de La Cementera, detrás de Galerías Mall en Hermosillo, donde se encontraron diversos artículos.
El lugar, además de ser recinto de murciélagos, arácnidos, insectos y otros animales, también se convierte en refugio de personas en situación de calle, pero hay quienes le dan otro uso.
Hay muchas razones por las que una persona ingresa a este ambiente subterráneo, ya sea por refugio, constatar mitos y leyendas, curiosidad o hacer altares dentro de la caverna.
Karla Almanza, bióloga y parte del Grupo Pionero Espeleológico de Sonora (GPES), narró algunas historias conocidas de la cueva y las razones para entrar al sitio:
“Hay gente que entra en la madrugada a buscar fantasmas, descubrir leyendas o mitos. Otros creen que la cueva se conecta con el Cerro de la Campana o Catedral.
Hay muchas historias: como que había un ladrón que robaba en las zonas ricas de la ciudad y guardaba sus tesoros dentro de la cueva. También se creía que había Monjes aquí adentro, que hacían su propio culto y que se escondían de los españoles. Santa Marta es muy famosa por eso”, explicó Karla.
Almanza aseguró que quienes creen en todas estas historias, entran a la cueva a indagar y meten bebidas para pasar el rato, sin embargo las dejan dentro del lugar, acumulando basura y afectando la fauna subterránea.
Durante el recorrido de limpieza, el biólogo y actual presidente del GPES, Luis de la Fuente, resaltó la importancia de mantener limpios los ecosistemas donde habitan los animales porque los residuos afectan su movilidad.
Por ejemplo, los murciélagos, que se mueven por ecolocalización -localizan un objeto o paredes mediante ondas sonoras- no pueden volar o se desorientan por el exceso de basura dentro de la cueva y evita que salgan del refugio por las noches en busca de alimento.
En la primera sala, se encontraron restos de cera e incienso; un cojín y partículas de vidrio, al parecer de botellas quebradas.
Posteriormente, en la segunda sala donde está la imagen de la Santa Muerte, había tres veladoras a la vista en los pies de la pintura, algo común encontrar durante los últimos días de octubre y primeros de noviembre, según el GPES.
Luis de la Fuente asegura que con los años, es menor la cantidad de basura acumulada dentro de la cueva, y recordó que, en 2016, cuando realizaron la primera jornada de limpieza, sacaron 10 costales de desechos.
En esta ocasión, fueron tres bolsas que se llenaron de metales, botes de cerveza, veladoras, vidrio, pedazos de barro, ropa, plásticos, cartones, calzado y un centavo del año 1995.
Según el presidente del GPES, estos residuos se acumulan porque la cueva está abierta al público en general, por eso invita a todas las personas que deseen conocer el lugar a contactarlos por Instagram @espeleosonora. Ellos hacen recorridos cada dos meses con valor de $250 pesos, donde ofrecen casco y guantes para su protección.