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sábado, noviembre 23, 2024

Los 90 años de Samuel Ocaña

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Era diciembre de 1978. Se presentaban los prolegómenos de la sucesión de gobernador en Sonora. Tanto en la Secretaría de Gobernación como en el CEN del PRI se analizaban los nombres de aspirantes; eran varios: Por su cercanía al presidente José López Portillo, el primero en la lista era Salomón Faz Sánchez, a la sazón dirigente nacional de la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad; Francisco Vizcaíno Murray, Director de Uranio Mexicano; César Tapia Quijada, diputado federal; Alicia Arellano Tapia, ex diputada federal, senadora y ex alcaldesa de Magdalena; Ernesto P. Uruchurtu, ex regente de la Ciudad de México; y Samuel Ocaña, presidente del CDE del PRI.

Dice Ocaña: “A mediados de diciembre, fuimos convocados con el delegado general del PRI, Florencio Salazar, a platicar a la Ciudad de México con el dirigente nacional del PRI Carlos Sansores Pérez. Ahí nos dijo que el candidato para Sonora sería el ex regente Ernesto P. Uruchurtu […] Y que estuviéramos pendientes en los primeros días de enero para la expedición de la convocatoria”.

“Días después nos volvió a citar, solo para decirnos que no, que no era Uruchurtu, y que nos veríamos a principios del año (1979) para seguir analizando el caso Sonora; que estuviéramos pendientes”.

Uruchurtu —nacido en 1906 en Hermosillo— estaba por cumplir 73 años . Contaban allegados a Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación  que cuando Don Jesús citó a Uruchurtu en diciembre de 1978 para platicar sobre Sonora y sondearlo, al llevarlo a la salida notó que Don Ernesto se veía cansado, que rengueaba de la pierna derecha y arrastraba el pie al caminar. Ese detalle, quizá le bajó la emoción a sus promotores y fue descartado de la carrera por la gubernatura.

Era cuando se decidían juntos los estados de Colima, Campeche, San Luis Potosí, Querétaro, Nuevo León, Guanajuato y Sonora.

En sus memorias Mis tiempos (p.790), dice el ex presidente López Portillo: “También tengo que resolver con el partido el caso de Sonora. ¿Quién debe ser el candidato: ¿Uruchurtu, Ocaña, Faz, Tapia, la Arellano, Vizcaíno? ¿Quién? Los demás casos ya los tenemos resueltos”.

Samuel Ocaña, como dirigente estatal del PRI iba y venía a la Ciudad de México. Se hospedada en el Hotel Corinto —un hotel de 300 pesos la noche—, aledaño a la CTM y cerca del Monumento a la Revolución.

Dice: “Un día llegó temprano al hotel un enviado de la Secretaría de Gobernación para decirme que esa noche me esperaba en audiencia el secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles. De inmediato me preparé y acudí a la cita. A la entrada del viejo edificio de la calle de Bucareli ya me esperaba un auxiliar del secretario para llevarme a la antesala del despacho, de inmediato me hicieron pasar con él y lo que me dijo después de hacerme algunas preguntas sobre la política en Sonora y los saludos de rigor, fue: ‘Mañana lo espera el señor presidente José López Portillo para platicar con usted de Sonora. La cita es a las 9 de la mañana en su despacho de Los Pinos’”.

“Al otro día ya estaba yo en Los Pinos después de pasar los filtros del Estado Mayor Presidencial, y un oficial me llevó directamente al salón donde despachaba el presidente, a quien le di un gran abrazo”.

“¿Usted es Samuel Ocaña, el presidente del PRI en Sonora?” “Sí, señor Presidente”. “¿Usted es egresado del Politécnico Nacional? “Sí, señor presidente, de medicina rural”. “¿Y cómo ve las cosas en Sonora?” “Esperando las decisiones del partido, presidente. Estamos bien y vamos a ganar bien. Puede usted estar seguro que sacaremos bien las cosas”.

“¿Cómo ve usted a Salomón Faz?”, le preguntó el presidente. “Excelente ser humano, sería muy buen candidato”, le contestó Ocaña.

Dice el presidente: “Me lo han golpeado mucho, porque es de Coahuila y porque no tiene una gran carrera política, porque trabajó en Mexicali, pero  es un gran líder y es mi amigo. Se lo encargo”. Le dijo.

“¿Conoce a Pancho Vizcaíno?” “Sí, presidente, un buen profesional un buen sonorense”. “¿Y a Alicia Arellano? “Excelente mujer, con una gran carrera política. Ya fue senadora y diputada federal, también presidenta municipal de Magdalena”. “¿Y a César Tapia Quijada?” “También, un gran profesional con prestigio político y académico”.

“¿Alguna recomendación Doctor Ocaña?”, le espetó el presidente.

“En Sonora estamos listos para ganar con quien usted sienta simpatía y con el que el partido decida que vamos a competir, presidente”.

“Era ya la tercera semana de enero de 1979 y me despedí del presidente  pensando sobre lo que habíamos platicado”, dice Ocaña.

“Al día siguiente invité a Albita, mi esposa, al cine a la función nocturna ahí por la avenida Reforma y no nos dio tiempo de escuchar los noticieros, sobre todo el de 24 horas de Jacobo Zabludovsky, de Televisa. Zabludovsky había informado que el dirigente nacional del PRI, de gira por el sureste, había informado en una entrevista, que el candidato del PRI para Sonora era Samuel Ocaña, dirigente estatal del PRI”.

“De inmediato muchos sonorenses, sabiendo que estaba hospedado en el Hotel Corinto, se desplazaron hacia allá para buscarme, y resulta que yo todavía no llegaba del cine. Sorpresa que me llevé al llegar y el revuelo que la noticia causó en Sonora y la Ciudad de México”.

Ese mismo año Salomón Faz fue postulado candidato a diputado federal; César Tapia culminaba su período como legislador en la XLVI Legislatura; y Alicia Arellano sería candidata a la presidencia municipal de Hermosillo.

¿Como fue que se cambió la decisión sobre Hermosillo, si ya se sabía que el candidato para la capital era Alfonso Molina Ruibal?

“En una ocasión y ya en campaña, recibí la llamada directamente del presidente de la República. Me preguntó que si cómo marchaba mi campaña y me hizo algunas referencias históricas. Me preguntó que si cómo vería yo a la doctora Arellano como candidata para Hermosillo”.

“Le contesté que muy bien, que no tenía ninguna objeción y que de inmediato la informaría a la dirigencia del partido para que hicieran las adecuaciones correspondientes a la candidatura de la primera mujer alcaldesa de Hermosillo. Alicia fue muy buena presidenta”, dice.

Alfonso Molina sería después por muy poco tiempo presidente del Supremo Tribunal de Justicia y presidente del CDE del PRI, en relevo de Gilberto Gutiérrez Quiroz.

Samuel Ocaña emprendió una carrera política ascendente a partir de su nombramiento como director del CEPES del PRI municipal de Navojoa, en 1972. De ahí pasó a la candidatura a presidente municipal de Navojoa para el período 1973- 1976, donde estuvo más de dos años.

A la llegada de Alejandro Carrillo Marcor al gobierno (1975), fue llamado de Navojoa para proponerle la Subsecretaría de Gobierno, con el titular Raúl Encinas Alcántar. Ahí desempeñó un excelente trabajo político en la resolución de todo tipo de conflictos. Sería secretario de Gobierno a la renuncia de Encinas, y en marzo de 1978 asumió la presidencia del CDE del PRI a la salida de Jesús Enríquez Burgos.

Entre marzo y diciembre de ese año le tocaría manejar el proceso sucesorio, donde —irónicamente— su principal aspiración —lo dice con firmeza— era ser diputado federal. Entre la llegada a la alcaldía de Navojoa en el 73 y la gubernatura en el 79, solo mediaron 6 años.

Samuel Ocaña Gobernó Sonora de 1979 a 1985 y es recordado por su estilo abierto, madrugador y creador de instituciones como Radio Sonora, El Colegio de Sonora, Crédito Educativo, el Cesues (hoy UES), el CIAD y el Cideson. También por sus obras de infraestructura educativa e hidráulica y la magna  gestión de atraer a la Ford a Hermosillo.

Al terminar su gobierno —con auténtica necesidad de trabajar— siguió activo en el partido y el sector público. Fue delegado general del PRI, director del Centro Ecológico, subsecretario de la Reforma Agraria, rector de la Universidad de la Sierra y presidente municipal de Arivechi en dos ocasiones: 1997 y 2018.

Ocaña cumplirá 90 años el próximo 7 de septiembre (Él dice que 90 más nueve meses). Se conserva lúcido y en plenitud de facultades. Sus amigos lo hemos conocido como un hombre de cualidades contrastantes: bullicioso, empero reservado; gregario y dado a la soledad; alegre y dedicado; lleno del momento actual y sin embargo con la marca de la eternidad. Es tenaz al exponer sus ideas, pero respeta a quienes difieren de él, a veces empecinado pero no caprichoso; resuelto, pero no malicioso. (hk) Como los de su estirpe, tiene seguidores, y también adversarios, aunque  son muchos más los primeros que los segundos, a pesar de que pronto se cumplirán 36 años de que dejó el gobierno estatal.

Su obra como gobernante ha estado siempre en el debate político sonorense… y el saldo siempre ha sido a favor. Samuel Ocaña ha sido uno de los muy buenos gobernadores que Sonora tuvo en la segunda mitad del siglo XX. Con ellos sin duda, le fue muy bien a Sonora. Con Ocaña… creo que todavía mejor.

Bulmaro Pacheco

bulmarop@gmail.com

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La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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