Hermosillo, Sonora.- La primera vez que Nubia escuchó el himno de la Universidad de Sonora, fue en su niñez. La voz de su tía Lety Donjuan, cantante del coro universitario, fue la que le enseñó aquella primera estrofa grabada en la memoria de muchas personas: “Unidos vencerán, los aguiluchos del valor”.
Con el tiempo, como estudiante universitaria dedicada a la música, Nubia llegó a compartir espacio en el mismo coro con ella, en la sección de mezzosopranos. “Tía, ¿puedo leerlo contigo?”, le decía, y le parecía maravilloso escucharla y cantar con ella una pieza tan valiosa para la identidad de las y los “búhos”. Juntas, cantaron en el Teatro Emiliana de Zubeldía, un recinto dedicado a quien fuera docente de canto de su tía y pilar de la música en Sonora.
Por eso Lety fue la primera persona que se enteró de que la universidad, en 2021, le había comisionado a Nubia Melina Jaime Donjuan, ya de 37 años, la creación de una nueva orquestación del himno universitario.
La comisión para la violonchelista, compositora y arreglista hermosillense llegó a principios de abril por parte de la rectoría universitaria, con un proyecto coordinado por la maestra Claudia Carrizosa, jefa del Departamento de Bellas Artes. El objetivo era crear una reinterpretación del himno que se estrenaría en junio al rendir protesta de la nueva rectora, la doctora María Rita Plancarte.
La nueva versión del himno se estrenó, a través de una grabación en video, al final de la ceremonia que se realizó el 16 de junio en el Teatro Emiliana de Zubeldía.
Fue un momento histórico: era la llegada de la primera rectora de la Universidad de Sonora, después de 16 hombres a cargo de dirigir la máxima casa de estudios. Para Nubia, el hecho de que Plancarte haya pensado en el himno universitario le parece una señal de su interés por apoyar a la licenciatura en Música.
“Eso me emociona y me da mucha alegría y, como tal, me emociona mucho que haya pensado en la música y que haya pensado que una mujer lo podía hacer, ¿por qué no? Es por lo que estamos luchando, por visibilizar el trabajo de las mujeres”, dijo Jaime Donjuan.
“Para empezar, me siento muy halagada de que hayan pensado en mí como orquestadora, como compositora y como artista sonorense”, agregó, “me siento muy orgullosa de este trabajo, de haber cumplido con las expectativas de la propuesta y, además, en el sentido de ser mujer, tiene mucha lógica: tenemos una rectora mujer y tenemos una orquestadora mujer. Así como hay mujeres preparadas para ser rectoras de la universidad y dar lo mejor de sí, también estamos las músicas, orquestadoras y compositoras. Es muy emotivo que se haya estrenado el himno en la toma de protesta”.
Pero la llegada de la rectora no sería el único evento histórico, sino también que esta nueva versión del himno que da identidad a quienes forman parte de la comunidad universitaria, haya sido escrita por una mujer y eso quedó plasmado en las partituras, pero fue justo con el coro donde la arreglista logró el efecto deseado en términos de enviar un mensaje a través de la música.
“Hay una parte donde, en la sección dos del texto de la música, hay dos compases donde traté de hacer algo muy teatral y escénico de una ópera rossiniana, pero puse a cantar solo a los tenores y barítonos. Yo dije: me van a preguntar por qué, siendo mujer, callé a las mujeres. Pero nadie me ha preguntado, al contrario, me han dicho que qué bonito se oye, porque cuando las mujeres no cantan y de repente entran, es como si se ampliara el espectro, porque se siente la luz y la fuerza de las mujeres”.
Y continuó: “Las mujeres siempre hemos sido silenciadas de una u otra manera, ha habido muy pocas compositoras famosas, entonces, la primera rectora después de 16 rectores, simboliza exactamente lo que quería: que estuvieran los hombres cantando y, de repente, darnos cuenta de que entran las mujeres y se amplía y se hace más grande y se escucha mejor porque todo estamos unidos. Ese es el efecto: la orquesta se vuelve más ágil, con más ímpetu, así tiene que cambiar la perspectiva de todo. Ahí creo que está la importancia”.
La música explicó que, en esta nueva versión del himno, nunca se tuvo la intención de modificar la letra o la melodía, sino de respetar la versión original de Ernesto Salazar Girón y Adalberto Sotelo, que data de la década de los años cincuenta, pero sí de enriquecerla con muchos más sonidos, incluyendo una gama más amplia de instrumentos.
“Esta nueva orquestación goza de una instrumentación de orquesta sinfónica”, explicó Nubia, “es decir, la versión que tenemos -la primera, de los cincuenta- es para banda sinfónica, o sea, para instrumentos de metal y algunas maderas. Pero esta orquestación es para orquesta sinfónica, entonces intervienen cuerdas y otros elementos para darle un carácter diferente, con violines, violas, percusión, flautas, chelos, fagot y oboe”.
Aunque sí existe un documento histórico con la letra y la melodía del himno universitario, no existían partituras o al menos no fueron encontradas en el archivo de la universidad, dijo Nubia.
“Las tuvimos que escribir y ya entregué toda la música, del director y cada partitura de flauta, violín, bombo… todo está escrito y en manos de la universidad, incluso las partituras del coro y ya están con el escudo, el título, el creador de la música, la letra y mi nombre”, dijo la música con evidente emoción, “ver mi nombre ahí, plasmado en una partitura, en un documento oficial de la universidad, me supera”.
En esta propuesta, la orquestadora planeó cambiar la forma marcial del himno y hacer algo más lírico y operístico, tomando en cuenta que la universidad tiene una licenciatura en Música con excelentes egresados y estudiantes dedicados al canto.
“Por eso quise darles ese lugar que se merecen, como parte de una universidad que forma artistas y cantantes, por eso quise darle un giro lírico y operístico. Quise darle mucha importancia a la lírica de la obra misma, quería que sonara o que nos recordara a los momentos corales de las óperas de Rossini o Donizetti”, afirmó.
Para esto, hizo un gran equipo con el maestro Héctor Acosta, director de la Orquesta Filarmónica de Sonora (OFS) y del Coro de Cámara de la Licenciatura en Música.
“Fue perfecto, fantástico, maravilloso”, describió Nubia, “con el maestro Héctor tengo una historia, siempre hemos sido buenos amigos, compañeros de trabajo, haciendo música de cámara juntos, yo tocando música de él y él tocando música mía. Él también es compositor y arreglista. Ahora, como director de la Filarmónica y del Coro de Cámara de la licenciatura en Música, fue algo que se dio perfectamente, sin ningún tropiezo. Siempre estuvimos de acuerdo en todo, platicamos mucho antes de empezar a escribir la orquestación y de sus expectativas como director, para yo tener una imagen más clara del panorama”.
En total, participaron 56 artistas en la grabación del himno universitario, con 41 músicos de la Orquesta Filarmónica de Sonora -incluida Nubia, donde trabaja como violonchelista- y de la Banda de Música de la Universidad de Sonora, 14 cantantes y el director. Después de una semana de ensayos, la obra se grabó en dos sesiones: una para el coro y otra para la música, dentro del foro de Bellas Artes de la propia universidad.
“El Coro de Cámara se redujo, porque tiene el doble de integrantes que los que fueron a grabar, pero por lo mismo, por la contingencia, no podíamos meter a un salón a tanta gente cantando y exhalando, por precaución”, explicó Nubia.
“Las personas que fueron a cantar estaban sanas, gracias a Dios, y pudieron reunirse a ensayar y a grabar”, continuó, “hay covid en todas partes y no podíamos juntarnos el coro y la orquesta; nosotros traemos cubrebocas, las maderas tienen recipientes directos, hay filtros para protegernos, pero los cantantes no pueden hacer eso, por eso se optó por la grabación en dos partes y así, al mismo tiempo, nos quedamos con una versión instrumental y una versión coral que pudieran utilizarse en eventos. Todo eso fue coordinado por Rodrigo Vega, un excelente ingeniero en audio que hizo absolutamente todo, desde los micrófonos, grabar y la cuestión de edición y tratamiento acústico. Se encargó de todo junto a Héctor y yo”.
Ahora Nubia sueña con ver a la orquesta y al coro en el exterior de la rectoría de la Universidad de Sonora, interpretando el himno para mucha gente, en vivo, en un escenario muy distinto al que vivimos por la contingencia sanitaria provocada por la presencia del covid-19.
“Ojalá que seamos muy positivos en pensar que así puede llegar a ser realmente, en vivo, y hacer sonar a la orquesta afuera de rectoría o en el Teatro Emiliana de Zubeldía, con el coro completo, tal cual como si fuera una gala de ópera, así me lo imagino”, narró.
Nubia Melina tiene una larga trayectoria en la música. De sus 37 años de vida, ha dedicado treinta y uno a las artes. Creció entre músicos: con su tía Lety, la cantante; su papá, el reconocido contrabajista y trovador Francisco “Pancho” Jaime, con quien comparte trabajo en la Orquesta Filarmónica de Sonora; su abuelo materno, Rubén Donjuan, que fue contrabajista y quien enseñó a su yerno a tocar en su juventud; además de su bisabuelo, Salomón Donjuan, que era compositor y dejó un importante legado para la música sonorense. El hermano de Nubia, Iván Jaime Donjuan, se dedica a la música popular. Y su madre, Esperanza Donjuan Espinoza, aunque no es música, “es búho de corazón: es historiadora egresada de la Unison y maestra de Antropología, investigadora del INAH”, dijo Nubia.
También su esposo, Omar Nava, es músico de la misma Orquesta Filarmónica, y el hijo mayor de ambos, Diego Nava Jaime, de 16 años, ya está estudiando contrabajo en la Universidad de Sonora.
“Entré a la licenciatura en Canto en 2001, tenía 17 años y, para el 2004, en lugar de quedarme, decidí entrar a la Filarmónica”, narró la compositora, “me tocó la suerte de quedar como música, yo estaba en la Orquesta Juvenil en la licenciatura y tuve que tomar una decisión trascendental en mi vida porque también quería ser cantante, estaba preparándome para eso, pero desde los 6 años estudié violonchelo y es lo que sabía hacer muy bien, yo sabía que venía al mundo para eso, para tocar el chelo. Yo ya había empezado a estudiar composición con el maestro Arturo Márquez, yo ya tenía toda la onda de la composición”.
Los arreglos y composiciones de Nubia se han estrenado en diversos estados de la República Mexicana, pero también en Estados Unidos, España y Ecuador.
Ahora que la nueva versión del himno universitario ya se estrenó, Nubia escribió en su cuenta de Facebook que su tía Lety la habría felicitado a más no poder, llenándola de mensajes de amor y de orgullo, pero, desafortunadamente, falleció apenas cuatro días antes.
“Estaba esperando el estreno, pero finalmente, fue el día 16 de junio y ella falleció el 12”, concluyó, “no le tocó, pero, con todo mi cariño, se lo dediqué a ella”.