ELÍAS CAMHAJI/EL PAÍS
Este domingo México recibió el mayor embarque de vacunas contra la covid-19 desde el inicio de la pandemia. Tras semanas de negociaciones diplomáticas, Estados Unidos envió este domingo 1,5 millones de dosis de AstraZeneca: el primer lote que sale de su territorio y llega a un país extranjero. El acuerdo entre Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador supone que las vacunas llegan a préstamo lo que supone un salvavidas para el Gobierno mexicano, que se ha rezagado en la vacunación y solo ha logrado inmunizar a poco más de cinco millones de habitantes, entre una población objetivo de 117 millones de personas.
Las dosis salieron de una planta en West Chester (Ohio) pasadas las ocho de la noche y llegaron casi a las 10:30 de la noche al aeropuerto de Ciudad de México. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, agradeció al Presidente Joseph Biden “su autorización a AstraZeneca para enviar 2.7 millones de dosis de vacunas fabricadas por esa empresa a nuestro país. Es un respaldo muy significativo en un momento crítico que da cuenta de la estrecha cooperación de ambas naciones”, escribió en Twitter. Está contemplado un embarque de 1.2 millones de dosis adicionales para el próximo 1 de abril.
No fue una negociación fácil. Biden y López Obrador sostuvieron una reunión de trabajo el pasado 1 de marzo y desde entonces el presidente mexicano había planteado la posibilidad de que su vecino “compartiera” parte de sus vacunas, una petición anclada en el reclamo por el acceso desigual a los fármacos contra la covid entre países ricos y pobres. Estados Unidos lo descartó en un primer momento y dijo que su única prioridad era vacunar a sus ciudadanos: la postura que lo ha convertido en el país que más ha vacunado, pero que le ha valido críticas en todo el mundo. Tras una videoconferencia a mediados de mes entre ambos mandatarios, el acuerdo se cerró el pasado 18 de marzo.
Además de los 2.7 millones que llegarán a México, Washington planea enviar 1.5 millones dosis a Canadá, lo que ha implicado un guiño para sus aliados norteamericanos a dos meses de que Biden asumiera la presidencia. Los anuncios coincidieron también con restricciones que el Gobierno mexicano impuso en su frontera sur con el objetivo de poner freno a la pandemia y la migración centroamericana a Estados Unidos.
La Secretaría de Relaciones Exteriores reconoció que una pregunta recurrente tras una concesión de la Casa Blanca es a cambio de qué se da, pero evadió la pregunta de un supuesto intercambio de medidas migratorias por vacunas. La portavoz estadounidense, Jen Psaki, señaló hace unos días que las discusiones sobre ambos temas se dieron al mismo tiempo, pero que no tenían relación entre sí. La migración ha sido el talón de Aquiles en la llamada “luna de miel” de los primeros meses de la Administración de Biden. Psaki ha manejado que México y Canadá “reembolsen” las dosis de esta vacuna o de otras en los próximos meses.
El envío es clave para el país latinoamericano, que a mediados de febrero empezó la vacunación masiva de adultos mayores de 60 años con 870 mil dosis de AstraZeneca, pero no tenía suficientes vacunas disponibles para administrar la segunda aplicación. Las características del biológico dan un margen de 8 a 12 semanas entre las dos inyecciones que requiere, lo que supuso gestiones contrarreloj para que las autoridades mexicanas consiguieran las dosis que faltaban.
AstraZeneca es la principal apuesta de México en la vacunación. Fue la primera vacuna adquirida y aprobada por el Gobierno, hay un acuerdo para envasarla localmente y es, según las órdenes de compra, la que más se aplicará: se espera que unos 40 millones de mexicanos la reciban. Los cuellos de botella en la cadena de producción han retrasado el envasado y el país tiene el equivalente a 18 millones de dosis en granel, pero no han podido salir de los laboratorios y ninguna inyección terminada en México se ha podido administrar a la población. La previsión de las autoridades es que eso se destrabe en la tercera semana de abril. Mientras eso pasa, los viales de la vacuna siguen llegando desde el extranjero: primero de India y ahora de Estados Unidos.
Pese a su posición nacionalista en la vacunación, el acuerdo realmente no afecta a Estados Unidos. La también llamada vacuna de Oxford no se ha aprobado por los reguladores sanitarios y no se ha distribuido en el país. En las plantas estadounidenses de AstraZeneca hay, de acuerdo con The New York Times, decenas de millones de dosis en inventario y sin utilizarse. La propia farmacéutica había abogado en las últimas semanas por que el Gobierno permitiera que otros países pudieran aprovecharlas.
Tras un arranque aciago en la vacunación, marcado por la escasez mundial de dosis, el reto para México es ahora acelerar las aplicaciones de un portafolio con cinco biológicos distintos e implicaciones logísticas diferentes: AstraZeneca, Pfizer, CanSino, Sinovac y la Sputnik V. Se han puesto más de 6 millones de inyecciones, entre primeras y segundas dosis, aunque se han recibido casi el doble. La consigna de López Obrador a su equipo es llegar a aplicar entre 300 mil y 600 mil dosis diarias, aunque el promedio desde finales de diciembre ronda solo las 70 mil. La meta es que 15 millones de mexicanos mayores de 60 años reciban al menos una aplicación antes de que termine abril.