Ciudad de México, 24 de enero (EFE).- El bisonte americano (Bison bison), también conocido como búfalo, es el mamífero terrestre más grande del continente americano y desde hace poco más de una década, mediante un programa de conservación, está recuperando sus dominios en el norte de México.
Con unos 1.6 metros de altura, un peso de alrededor de una tonelada y una presencia que intimida, aunque al mismo tiempo maravilla, la especie, en peligro de extinción en México, se ha vuelto a establecer en los estados de Chihuahua y Coahuila, fronterizos con Estados Unidos, con dos manadas que suman alrededor de unos 270 ejemplares.
“El proyecto comenzó en 2008 y ya en el terreno en 2009 con la reintroducción de 23 ejemplares en la Reserva de la Biósfera Janos, Chihuahua”, contó en entrevista con Efe, Mario Rodrigo Chávez, director de la reserva.
Recordó que la llegada de los 23 ejemplares, que provenían del Parque Nacional Wind Cave, en Dakota del Sur, fue el arranque de un programa de colaboración entre Estados Unidos y México para recuperar la especie.
Fueron 3 machos y 20 hembras los ejemplares que el 9 de noviembre de 2009, en el rancho El Uno, propiedad del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, dentro de la citada reserva, iniciaron la primera manada de conservación en este país.
El objetivo era generar un crecimiento en la población y originar otras manadas en el país. Más de una década después, la manada se multiplicó por diez.
“Los ejemplares llegaron de diferentes edades, unos en etapa reproductiva y otros más jóvenes y empezó a crecer la población. Ahora hay unos 240 ejemplares y con ese considerable aumento se puede decir que el proyecto ha sido exitoso”, contó Chávez.
Con ese primer objetivo cumplido, el programa buscó establecer una segunda manada de conservación en el estado de Coahuila, a donde se enviaron 19 bisontes a las Áreas de Protección de Flora y Fauna Maderas del Carmen y Ocampo en marzo de 2020.
Aunque la manada llevaba casi un año en la zona, no fue hasta los primeros días de 2021, y gracias a una fotografía en la que se veía a algunos ejemplares pastando en campos nevados, que se confirmó el programa de reintroducción del bisonte.
Para los especialista esa imagen, que fue ampliamente vista y compartida en redes sociales, provocó que algunas personas quisieran llamar la atención mostrando a un bisonte, presuntamente muerto por cacería.
Ante ello, la Secretaría de Medio Ambiente de México y otras instituciones de inmediato investigaron el origen de las fotografías para comprobar su veracidad luego de que se mencionó al rancho Buena Vista, ubicado en Coahuila, donde, al parecer, ocurrió el acto.
La dependencia informó que en dicho lugar “no estaba autorizado ningún permiso de aprovechamiento cinegético” del bisonte americano y que no existe ningún rancho con el nombre de Buena Vista, ni con las características que mostraban las fotos exhibidas.
Además, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas se encargó de desmentir la cacería de bisontes americanos en Coahuila y señaló que las fotografías eran “un montaje”.
Tras la polémica, Chávez dijo a Efe que el siguiente objetivo del proyecto “es buscar ranchos por toda el área de distribución del bisonte para ir repoblando” ya que Coahuila y el norte del país son “una área distribución histórica”.
En ese sentido, el administrador del rancho El Uno, Pedro Calderón, dijo a Efe que otros estados mexicanos que podrían recibir a la especie son “los que se incluyen dentro de la distribución histórica de la especie y también los que presentan hábitat adecuado para el bisonte, sobre todo Sonora, Coahuila, Nuevo León, Zacatecas, Durango y San Luis Potosí”.
Agregó que “cuando las manadas cuentan con suficiente espacio y su pastoreo se maneja adecuadamente, los bisontes tienen la increíble capacidad de restaurar los pastizales, creando diversos beneficios al hábitat de la biodiversidad”.
Dijo que la expectativa para los bisontes en Chihuahua es que la manada “continúe creciendo y se mantenga una densidad y estructura poblacional óptima para continuar siendo fuente de otras manadas de conservación del país”.
Y de la manada de El Carmen “se espera que incremente sus números en los próximos 10 años hasta ser una manada sólida y viable”.
Para la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, “el establecimiento de manadas en México contribuye de manera importante a la recuperación de la especie a escala continental”.
Según datos oficiales, hace 200 años en Norteamérica había al menos 30 millones de bisontes y para 1880 la población se redujo a poco más de mil individuos, debido a la destrucción y fragmentación de los pastizales, enfermedades y cacería.
En México, el bisonte habitó las planicies de los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Durango, sin embargo, fue extirpado en la segunda mitad del siglo XIX.
Chávez recordó que en Chihuahua en 2013 o 2014 “había una manada libre que cruzaba de Estados Unidos a México por la zona fronteriza llamada El Berrendo, también en Janos, y que era conocida como la manada Hidalgo. Sólo llegaban a la frontera y regresaban”.