Ernestina Ascencio, mujer indígena de 73 años, que falleció tras ser violada presuntamente por elementos del Ejército mexicano en 2007, sigue sin recibir justicia. Su caso ya estaba cerrado, pero el gobierno anunció que se reabrirá.
Los abusos contra Ernestina Ascencio ocurrieron durante el gobierno de Felipe Calderón, en la sierra de Zongolica, Veracruz.
Los familiares de Ernestina y funcionarios del hospital denunciaron el ataque sexual, por el que se abrió la investigación por violación y posterior homicidio.
Por la gravedad de sus lesiones, ella falleció el 26 de febrero de ese año, un día después del las agresiones, pero la versión para dar carpetazo al caso es que murió por anemia aguda y úlceras.
Este jueves, el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Alejandro Encinas, afirmó que la Fiscalía General de Justicia del estado de Veracruz abrirá de nuevo el caso hasta agotar todas las líneas de investigación a fin de garantizar la verdad, la justicia y la reparación integral para las víctimas.
En su comparecencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el pasado 4 de diciembre, Hernán Cortés Hernández, fiscal coordinador especializado de Veracruz, −representante del Estado mexicano− sostuvo la versión proporcionada por la administración de Calderón y negó afectaciones a los derechos humanos de Ernestina.
“El palabras de Felipe Calderón, la señora Ernestina murió de gastritis crónica. Esta posición por supuesto es inaceptable para el gobierno de México, por lo cual queremos señalar que la posición sostenida en la reunión de trabajo de la CIDH esta semana no representa la posición del Estado mexicano, las políticas en materia de protección de derechos humanos y las instrucciones del Presidente para atender estos asuntos”, dijo Encinas.
El personal médico reportó que “en su caso se encontró presencia de lesiones correlativas con violación vaginal y anal”, así como lesiones con objeto punzocortante que le destrozó el riñón, el hígado y el intestino. Esta versión fue confirmada por la Procuraduría General de Justicia del estado de Veracruz de entonces, recordó Encinas.
Sin embargo, la CNDH determinó tiempo después, tras exhumar el cuerpo, que “la señora Ernestina había fallecido por las alteraciones fisulares y viscerales consecutivas a anemia aguda por sangrado de tubo digestivo secundario a ulceras gástricas, pépticas, agudas en una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna un proceso neumónico en etapa de resolución, isquemia intestinal y trombosis”.
El funcionario sostuvo que la Segob coordinará los trabajos con la CIDH para resolver de fondo este caso y garantizar la reparación integral del daño por otras denuncias de ejecución extrajudicial y violencia.