Columna Desde la Polis
Estos últimos meses han sido todo, menos un escenario donde los liderazgos sociales y políticos den ejemplo de cómo manejar un país en crisis. Vaya espectáculo que hemos presenciado (y padecido) los ciudadanos. Contradicciones entre el presidente y su vocero sanitario; pleitos entre sectores productivos en Sonora y el secretario de Salud local, etc. A nivel nacional tenemos a una oposición sumamente mediocre, que -desarticulada política y programáticamente- busca debilitar a un presidente, sin entender que, por sus propias limitaciones, simplemente no lo lograrán… y que irónicamente, el peor enemigo del presidente, siempre es y ha sido él mismo. El empresariado de élite pide concesiones fiscales al Estado nacional… pero los grandes ganones se indignan cuando se les recuerda que deben pagar impuestos. Y mientras siguen los absurdos debates de si hay que usar o no cubrebocas, la inseguridad y la delincuencia parecen ser las únicas inmunes al virus.
En esta batalla entre factores económicos y sanitarios, aparece poderosamente la mano de la política. ¿Recuerdan cómo, mientras el virus cobraba miles de vidas diarias por todo el mundo, el presidente comía garnachas en Oaxaca e invitaba a la gente a seguir su ejemplo? Creo que, conscientes del tren negativo de una economía estancada, en Palacio Nacional sabían que sería catastrófica una paralización económica por la pandemia. El Gobierno Federal se resistió hasta donde pudo para retrasar las medidas obligatorias convocadas por el Consejo de Salubridad General. Esto sucedió en marzo. Mediante decreto, se adoptaron todas las medidas que señala el protocolo de emergencia sanitaria, salvo una: lo referente a los sueldos. El Gobierno federal, hábilmente no quiso aparecer como el malo de la película y le endosó responsabilidades a las entidades federativas, que a su vez tuvieron que publicar sus propios decretos y se crearon controversias tales como si se debía pagar (a los trabajadores enviados a casa) el salario íntegro o el mínimo. En materia de movilidad, por ejemplo, por aquello de ser “un gobierno liberal que respeta los derechos”, desde Palacio Nacional se limitaron a decirle a la gente que fuera responsable, consciente, que mantuviera la sana distancia y que se quedara en casa. Todas ellas recomendaciones buenas, pero en un país donde la mayoría del pueblo bueno y sabio es en realidad ignorante y negligente, estas básicamente sólo fueron llamados a misa. ¿Y quién tenía que ponerse firme en materia de contención social en espacios públicos? Los gobiernos estatales.
Así fue transcurriendo el tiempo y mientras la pandemia desnudaba nuestros estructurales problemas como país, la realidad nos alcanzó. Para mediados de mayo, entre que vinieron frases desafortunadas como que “se había vencido a la pandemia” y que la gente ya estaba desesperada (y económicamente necesitada), el pueblo bueno y sabio comenzó -por su cuenta- a reactivarse y sucedió lo elemental: la tasa de contagios escaló. Habiendo perdido varias partidas, en este juego de la política, algunos gobiernos estatales (como el de Sonora) aprendieron las lecciones. Así es como recientemente, el gobierno sonorense emitió un nuevo decreto donde le dio rienda suelta a los municipios para que controlaran la contingencia… y no sólo lo hizo sin tener las facultades para ello (materia sanitaria) sino que la apuesta le funcionó completita. Como parte de la jugada, le hicieron creer a la Alcaldesa hermosillense que tenía la autoridad (¡!) para suspender garantías individuales como la del libre tránsito y exigirle “salvoconductos” a la ciudadanía para poder circular en auto de 6pm a 6am. Ya parece que escucho las carcajadas en Palacio de Gobierno cuando vieron que la gente se apretujaba en los supermercados o en los multi-rutas, pero eso sí, tenía que tramitar salvoconductos para circular a solas en su vehículo. ¿Y quién tiene que salir a medios (incluso nacionales) a ser exhibidos por su impericia? La autoridad municipal, esa que anteriormente permitió las increíbles filas en changarros, para comprar cerveza.
Lo interesante es que todo este escenario de política y tragicomedia, va encaminado al 2021. Los liderazgos informales que impulsaron a Pavlovich hasta llevarla al triunfo, se han mostrado cautos por lo que podrían hacer Durazo, Gertz Manero y Nieto. De ahí la actitud dócil de la gobernadora frente a Palacio Nacional, a diferencia de los demás gobernadores de oposición. Sin embargo, que esa cautela no se confunda con que se dejará el poder así como así. Después de la tunda electoral que el PRI-gobierno recibió en 2018 (fenómeno AMLO) yo hubiera imaginado que dichos intereses patrimoniales y políticos iban a quedar neutralizados… pero desde entonces, le han ganado una, tras otra, tras otra a Morena y sus liderazgos. Entre que si han sido seducidos económicamente o de plano simplemente son muy ineptos, las huestes de la “4T” sonorense están completamente a raya (¿quién los habrá escogido?). Y es esta la gente con la que se pretender alcanzar la gubernatura el año entrante.
Por último y a juzgar por las contundentes evidencias, los amos de los cuernos de chivo son los que mandan, así que más vale la autocensura en temas como lo acontecido en rumbos de Caborca y Sonoyta. ¡Feliz día del Padre!
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