Segunda parte
En el artículo anterior señalamos que los analistas económicos inicialmente vieron la pandemia como un shock negativo de la demanda que debería ser contrarrestado por políticas fiscales y monetarias expansivas para apoyar el gasto agregado. Muy pronto, muchos de ellos se dieron cuenta de que este shock es diferente. A diferencia de la crisis financiera mundial de 2008, que condujo a un colapso de la demanda, la pandemia de COVID-19 es ante todo un shock de oferta.
Además planteamos que el impacto de la recesión pegará con fuerza en estos últimos y seguramente con mayor impacto en México por su integración a las cadenas globales de valor; porque de familias pobres dependen de las remesas de los connacionales; una proporción importante de trabajadores percibe ingresos del turismo; la caída del 80% de los precios internacionales del petróleo, entre otros factores convierten a la economía muy vulnerable a los schock externos como el de la pandemia.
Esta gran recesión afectara´ a todos los agentes económicos, incluidos el gobierno, pero el epicentro serán los trabajadores-formales e informales- así como la micro, pequeña, mediana empresa.
Bajo este contexto ¿es pertinente diseñar una política contracíclico?
Para responder esta interrogante es necesario analizar los elementos o dimensiones que conforman las políticas contracíclico como son; la naturaleza, el alcance y la implementación de la política.
En lo relativo a la naturaleza, señalamos que, estamos ante una crisis generado por el bloqueo en la producción por lo que se puede identificar como una crisis de oferta que se agrava con la caída en el comercio internacional, así como las cadenas globales de valor. Esta crisis de oferta lleva a una caída fuerte en el nivel de empleos, ingresos, así como una severa afectación en la demanda de los agentes económico a nivel mundial y nuestro país no es la excepción. Por esta causalidad, caída en la producción genera caída en la demanda agregada, es necesario que en México se diseñen tanto la política fiscal como la monetaria. En este artículo se abordará el alcance, así como la implementación de las políticas contra el ciclo depresivo en el país.
En lo relativo al alcance del programa es importante señalar que ningún programa podrá impedir una fuerte caída en el Producto Interno Bruto (PIB). Esta es una caída en la producción resultado del bloqueo de las actividades no esenciales. Por otra parte, se desconoce la magnitud y el proceso de recuperación que puede ser más tardado de lo deseado. En ningún país de América Latina, y quizá en los países desarrollador, la política contracíciclo pueda contener la caída en la producción. Se entiende si el objetivo es evitar una caída tan fuerte en la producción, pero pensando que el impacto sea menos fuerte en las familias y su bienestar.
Además el otro objetivo a considerar en el programa contracíclico, es fundamental, el diseñar programas con el objetivos de lograr dos cosas: evitar el quiebre de empresas y que esto a su vez ponga en riesgo la estabilidad del sistema financiero. Esto es dotar de liquidez y solvencia a los agentes económicos.
La escasez de recursos públicos es sumamente limitado en el país lo cual dificulta realizar un rescate masiva de empresas, lo que se busca, con el programa, es impedir que la crisis económica se convierta en una crisis financiera, la cual tendría consecuencias aún más graves para la sociedad y para el país en el mediano y largo plazo. El alcance del programa se debe centrar en los trabajadores y no en las empresas, ya que la historia reciente del país ha demostrado que, en medio de una crisis, los grandes ganadores han sido solo unos cuantos y han aprovechado las condiciones para socializar las pérdidas y privatizar las ganancias.
¿Cómo financiar un programa contracíclico?
Existe un gran debate, no solo en México, sino a nivel internacional si los países deben de endeudarse para hacer frente a la pandemia. Esta discusión se centra en los déficits y sus riesgos: deudas y incumplimientos. La respuesta política a la crisis de COVID-19 implica un aumento masivo de los déficits fiscales, del orden del 10% del PIB o más, en un momento en que los niveles de deuda pública en muchos países ya eran altos, si no insostenibles.
Peor aún, la pérdida de ingresos para muchos hogares y empresas significa que los niveles de deuda del sector privado también se volverán insostenibles, lo que podría conducir a incumplimientos masivos y quiebras. Junto con los altos niveles de deuda pública.
Deuda fiscal de los países Desarrollados (2019)
En el caso de México es inevitable que la deuda se incremente por la relación Deuda/PIB, como consecuencia de la pandemia. Esto es debido a la relación (Deuda/PIB) = (Deuda Interna + Deuda Externa*Tipo de cambio)/PIB. Así, este cociente se va a incrementar como resultado de dos elementos: por el aumento del tipo de cambio (lo que aumenta la deuda externa denominada en pesos) y por la caída del PIB. Además, al contraerse la producción se contraen la recaudación ingresos tributarios del gobierno por lo que existe una alta posibilidad de que se incremente la deuda interna y con ello la relación Deuda/PIB y no se logre el objetivo del superávit primario.
Sin embargo el tema crucial no es si nos endeudamos a no, en lugar de eso lo que se tendría que plantearse es qué deberíamos estar haciendo para enfrentar de mejor manera esta situación y posteriormente investigar cuánto costaría lograr alcanzar un objetivo razonable en esta dimensión.