“Es una causa mucho más grande que yo y no se me hace excusa, en lo personal, decir: no veo, no voy a marchar”, Mariana afirma esto mientras avanza con el apoyo de su bastón blanco y tomada del brazo de su amiga Innán, entre cientos de feministas que salieron a las calles de Hermosillo este domingo.
Mariana Serrato, de 20 años, es estudiante de la Licenciatura en Historia, en la Universidad de Sonora, y tiene una discapacidad visual que sólo le permite ver siluetas, luz, sombra y colores.
Esta es la segunda vez que sale a marchar para pedir un alto a los feminicidios; la primera, fue después del asesinato de la antropóloga sonorense Raquel Padilla Ramos.
“Este es un tema que se me hace muy importante y es algo que ni mi discapacidad me puede impedir estar aquí, por más difícil que se me haga el acceso a este tipo de eventos, es algo que se me hace muy importante asistir”, agrega haciendo una pausa a las consignas que ha gritado junto al contingente: “¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!”
Las malas condiciones del pavimento y las banquetas hacen que su bastón se atore y le provoque dolor en la mano o en su cuerpo cuando choca con él, afirma, por eso también se guía con Innán Rojas, la amiga que hizo en sus clases de piano.
“Cuando yo la estoy tomando del codo, puedo sentir cómo su cuerpo se está moviendo, entonces yo ya sé si me tengo que ir más hacia la izquierda, a la derecha, subir o bajar un escalón, porque yo voy un paso atrás de ella”, explica.
Las condiciones de accesibilidad para las personas con discapacidad en México son un tema complicado, sostuvo, sin embargo, Mariana invitó a otras mujeres con discapacidad a marchar dentro de sus posibilidades.
“Ya sé que no existe la accesibilidad aquí en México, pero, si es que pueden, salgan, si se sienten seguras de marchar a pesar de su discapacidad, háganlo, es empoderante, es lo mejor”.